San Diego Baquedano
Esta hacienda de Tlaxcala ha cobrado fama por realizar eventos en su jardín central, y por las cuatro habitaciones de hospedaje que, por lo demás, son las únicas formas de acceder a esta belleza construida durante el siglo XVI. Una de las características de las haciendas es que por fuera no se ve mucho de lo que hay en el interior y San Diego Baquedano no es la excepción.
Luego de pasar su puerta principal, se descubre un jardín frontal que luce un portal. La construcción es principalmente de piedra y ladrillo, y la entrada está delimitada por unos torreones que fueron restaurados recientemente. En su interior se puede disfrutar de una mueblería de madera y fierro forjado, como si el tiempo se hubiese congelado e, incluso, en su interior hay una capilla y una cocina con chimenea donde se hacen talleres de cocina tradicional.
San Buenaventura
Por la carretera que conecta Tlaxcala con Apan, dentro del municipio de Tlaxco, se pueden divisar dos torreones que enmarcan una gran hacienda de dos pisos. A su costado, una capilla blanca. Se trata de San Buenaventura, una construcción del siglo XVIII que se conserva en un estado envidiable. Su patio interior es centro de eventos y de él aparecen las habitaciones que tienen disponibles para rentar como hotel.
Su dueña actual, la señora Rosita Morales, no ha hecho más que mantenerla y restaurarla y al pasear por su interior se nota que hay amor por esta construcción que alguna vez fue una hacienda pulquera.
Soltepec
Esta hacienda debe ser una de las más turísticas y visitadas del estado. Su construcción luce mucho más refinada, ya que data del siglo XVIII, fecha posterior a muchas de las de la zona. Su jardín interior es un deleite, muy sombreado y con una selección de flores bien cuidada. Su restaurante tiene un ambiente amable y con excelente servicio, y su capacidad hotelera ofrece cuatro diferentes tipos de habitaciones con amenidades como alberca techada, cancha de tenis y gimnasio.
En 1955 se filmó en esta hacienda la película La Escondida con María Félix y Pedro Armendáriz, por lo que es una de las emblemáticas de Tlaxcala y vale totalmente la pena visitarla.
Tecoac
Esta hacienda es principalmente ganadera y pulquera, lo que se nota al llegar. Los borregos balando, una que otra gallina caminando en la entrada, pero el mejor secreto (a voces) que esconde Tecoac es su cocina tradicional. Si tienen planeado ir, ya que todos los servicios acá son exclusivamente con reservación previa, se recomienda hacerlo porque seguro su paladar lo agradecerá.
No hay barbacoa ni pancita que sepa como ésta, porque nada como los ingredientes de primera mano. Tan sólo el aroma de la cocina los conquistará. Hay pulque curado artesanalmente, y unas quesadillas de corazón de maguey y de hongos que realmente saben a tierra tlaxcalteca. Para comer bien, Tecoac.
San Diego Xochuca
Esta hacienda es sinónimo de pulque. Y es una de las pocas dedicadas actualmente a esta labor artesanal, por eso se dedican a surtir del néctar de los Dioses a muchos lugares, entre ellos a dos célebres pulquerías de la CDMX como son La Paloma Azul y La Pirata.
Xochuca ofrece recorridos donde se puede comprender cómo se elabora el pulque y también hay comidas, que es lo más recomendable para probar el célebre Pollo Xochuca: un pollo con verdura envuelto en mixiote y cocido en brazas de pencas de maguey.
San Pedro La Cueva
Esta hacienda de Tlaxcala ha cobrado fama más que nada por su excelente barbacoa, la que ofrecen en su comedor principal cada sábado. Es más, se puede ver el corral donde los curiosos borregos miran a los visitantes, hay otro con gallinas y uno más con conejos.
Esta hacienda también ha desarrollado habitaciones de hospedaje ideal para familias o para parejas, e incluso, se encuentran en etapa de construcción de tres habitaciones más.
