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Calavera de azúcar, una tradición que enamora

Dentro de la celebración de Día de Muertos, es uno de los elementos más destacados en los altares y ofrendas

De la vista nace el amor y los mexicanos lo saben, por eso dominan cómo llevar el arte a la comida. En la celebración del Día de Muertos cautivan paladares comenzando con conquistar las miradas. En el caso de preparar una calavera de azúcar son especialistas.

Hay calaveras de azúcar de todos los tamaños y para todos los gustos. Se suele colocar el nombre del difunto en letras de dulce o de papel. Así como también comprar las que tengan el nombre de cualquier persona o personaje histórico y famoso.

Entre la calavera y la flor de cempasúchil está el protagonismo de las ofrendas mexicanas. Sin ellas la tradición no sería igual. Habría que visitar los estados de la República para mirar cómo las emplean de manera diferente en cada cultura y comunidad.

Calavera de azúcar

Lo que sí es un hecho es que se les ve por todos lados. Y esta calaveras se comen, su guardan y se regalan cual fiesta navideña, entre todos. Los extranjeros que visitan el país se las llevan como recuerdo sin temor a que se quiebren en el camino, dada su fragilidad. Todo es motivo de fiesta en México.

Sin nariz, de ojos saltones, coloridas y hasta cierto punto graciosas, las calaveras de azúcar tienen pómulos prominentes y pareciera que gozan junto a los mexicanos estos momentos de ser elaboradas como golosina.

Las primeras aparecieron sustituyendo a los cráneos que en tiempos precolombinos se usaban para honrar a los dioses. Su presencia es para recordarnos la muerte. El paso inevitable que sigue a la vida en la Tierra. Ese mundo desconocido entre lo terrenal y lo místico. Hay de todos los tamaños y llevan grecas cual si las pintara un niño que apenas comienza a dar sus primeros trazos.

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