«Veracruz, rinconcito de patria que sabe sufrir y cantar» dice una de las estrofas de la inmortal acción de Agustín Lara y qué mejor que retomarla ahora para decir que la entidad nuevamente estará en pie para recuperar sus “noches diluvio de estrellas, palmera y mujer”.
La historia de Veracruz nos ha enseñado que siempre ha sabido superar la adversidad y así lo demuestra al ostentar la categoría de cuatro veces heroica al defender al país en diferentes etapas: Independencia de México, intervención francesa, intervención norteamericana y la revolución mexicana.
Superar esta crisis no será la excepción pues el Gobierno del Estado de Veracruz impulsó el consumo local mediante medidas que se apoyan en el comercio electrónico con plataformas ya existente y el desarrollo de otras aplicaciones que permitieron conectar a los comercios con los consumidores que necesitaban sus insumos a domicilio, adicionales a otras más que tienen por objeto la reactivación económica.
Además, es bien sabido que la gente de Veracruz tiene un espíritu alegre, optimista y que a pesar de todo, sigue sonriendo, por eso, en el ánimo se percibe que quiere volver a su vida cotidiana, caminar a la orilla del malecón o el bulevar Ruiz Cortines para sentir nuevamente la fresca brisa del mar.
También desea acudir al icónico Café de la Parroquia y confortar el alma con el delicioso café lechero, desayunar las tradicionales picadas o satisfacer el antojo con los típicos volovanes de jaiba, jamón o piña y, por supuesto, comer cualquier platillo preparado con los productos del mar que a diario se consiguen frescos.
Y es que la entidad tomó medidas a tiempo para evitar que se incrementaran los contagios como restringir la afluencia ajenas a las localidades y cercos sanitarios en estaciones de autobuses, puertos y aeropuertos lo que trajo como resultado que su tasa de contagio se mantuviera por debajo de la media nacional hasta el pasado mes de abril.
Por todo lo anterior, el escenario pinta para que se regrese a la normalidad en unas pocas semanas, con las debidas precauciones, y se vuelva a llenar de la alegría jarocha sus sitios turísticos, cafés, plazas comerciales, museos, restaurantes y por supuesto, caminar por sus playas, ahí “donde hacen su nido las olas del mar”.