Una de las luces que más alumbraban a Acapulco se apagó el pasado mes de abril con el cierre del emblemático Hotel Boca Chica y, así se quedan en el recuerdo, grandes historias, ya que este hotel representaba el símbolo del glamour que alguna vez vivió el puerto en sus años dorados.
Ubicado en el barrio de Caleta, el Hotel Boca Chica se construyó en la década de los cincuenta, una de las épocas de mayor esplendor del puerto, cuando Acapulco se convirtió en el sitio predilecto de la socialité que deseaba pasar sus vacaciones o fines de semana en este destino mexicano que después sedujo a artistas de Hollywood, presidentes e incluso miembros de la realeza quienes encontraban en sus playas y escenarios, el lugar perfecto para sus escapadas y diversiones.
Fue así que la película “Fun in Acapulco” protagonizada por Elvis Presley sirvió de inspiración para este hotel que se distinguió por su elegancia que buscaba emular el esplendor que se vivía por esos años dorados. Así el hotel se volvió famoso porque recibía a grandes celebridades a las cuales se les veía pasear en los yates e incluso el mismo Rey del Rock, disfrutó de sus instalaciones así como otros grandes estrellas entre las que se cuenta a Liza Minelli.
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Diseño
Con el paso de los años, el hotel siguió conservando su fachada vintage, pero con un toque contemporáneo decorado con muebles clásicos, acabados de madera, mosaico y detalles mexicanos.
Contaba con 30 habitaciones y seis suites con sala de estar al aire libre y jardín privado, 20 de ellas tenían vista al mar donde se podía descansar en sus hamacas tejidas a mano. Al adquirirla el Grupo Habita, se destacó el color blanco que le dio ese ambiente de relajación e iluminación natural que caracteriza a los hoteles de dicho grupo.
Su alberca era una de las más visitadas ya que ofrecía una vista única a la Isla de la Roqueta. Las noches terminaban en su discoteca, Coco Was, donde sus huéspedes disfrutaron de inolvidables veladas.
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El cierre
Sin duda, la emergencia sanitaria causada por el Covid-19 sirvió de marco para el fin del Boca Chica que ya traía conflicto laborales internos que apresuraron su cierre. Y aunque el hotel seguía figurando entre las primeras posiciones en las plataformas de viajes, a veces con reseñas negativas, su cierre permanente representa un duro golpe al turismo de Acapulco que se desprende de otros de sus más grandes leyendas.