Impresionante. Es lo que se piensa nada más poner un pie dentro del restaurante Kyu por su decoración: enorme terraza, techos recubiertos en madera, plantas ornamentales, obras de arte de Andrew Antonaccio, diseño sofisticado y elegante, y una cava-bar que alberga etiquetas como Gran Ricardo, Vega Sicilia único 06, Chateau Lagrange, Opus One y hasta Petrus… ¡Ojo! esto no quiere decir que sea algo exclusivo, pues su concepto es casual fine dinning en un ambiente relajado y amigable, por lo que es para ir a disfrutar en pareja, con familia o amigos.
Pero bueno, a un restaurante no se viene a admirar su decoración interior, sino a deleitar a los sentidos con el exquisito arte de lo que es la preparación de los alimentos que den por resultado el comer placenteramente y su carta, basada en la cocina de países asiáticos como Japón, China, Corea o Tailandia genera altas expectativas, y aún más por el horno de leña que emplean para la preparación de algunos platillos que le dan ese toque ahumado que a la mayoría les encanta.
Todo el menú se antoja, pero como principio se pide un ceviche de pargo con crema de coco Thai y toullier de albahaca que satisface plenamente al paladar por la mezcla de ingredientes: sabor a cítricos y hierbas orientales aunado al toque mexicano de cebollita morada y chile habanero. Acto seguido llega a la mesa para compartir la coliflor rostizada con queso de cabra hecho en casa, montada en una vinagreta de hierbas y shishito, un toque de aceite de oliva y sal Maldon, que generalmente se emplea en la alta cocina. Se recomienda cortar y revolver todos los ingredientes para lograr la mezcla adecuada que derivará en la exquisitez de esta preparación, aparentemente simple a la vista, pero que resulta en una sinfonía de sabores bastante delicada. La hoja japonesa aporta un toque similar a la menta que corta bien el dejo de lácteo del queso de cabra… ¡de verdad, es simplemente imperdible!
Sorprendido, por tan apabullante inicio, se continúa con un pulpo a la parrilla con cebolla roja y jícama en una vinagreta de toque acidito que complementa bien al molusco que ha sido marinado previamente y cocinado a la parrilla, bastante delicioso. En seguida se sirven las costillas de cerdo, media docena montadas una sobre la otra, ahumadas en leña de encino a las que se recomienda exprimirle el limón completo para que escurra completamente y el ácido contraste con el dulzor de su preparación.
Aún queda un poco de espacio en el estómago, lo suficiente para pedir un mero rostizado acompañado de frijoles blancos estofados en sake y puré de cilantro. Este platillo viene a confirmar que el chef Michael Lewis ha creado un menú para descubrir nuevas experiencias culinarias, es decir, no son platillos que se basen en lo que ya conocemos, sino en ingredientes asiáticos mezclados con algunos mexicanos que proporcionan sabores extraordinarios a cada preparación, por lo menos los que se probaron. Se remata con unas medallones de res con mantequilla de ajo tostado y Kimchi hecho en casa, plato tradicional de Corea. Debo advertir que este guiso es para quienes gustan de sabores intensos y que es necesario acompañarlo con un vino tinto para equilibrar, en este caso, un Casa Madero 3V.
Un café capuchino y el pastel de coco de mamá, altamente sugerido por el personal, redondean la tarde de este magnífico momento vivido a través de la increíble variedad de sabores inspirados en los múltiples viajes del chef Lewis y la práctica japonesa de parrilladas Yakiniku.
El Kyu es de esos restaurante que hay que visitar para vivir una experiencia diferente por su propuesta culinaria, sus elegantes instalaciones y, sobre todo, por la insuperable atención de su personal que vienen a complementar el gratificante acto que resulta comer.
Kyu
Goldsmith 66 esquina Masaryk, Polanco
Tel. 55 8848 3496
Lunes a sábado 13-22 hrs.
Domingos 10-22 hrs.