Urbano Hidalgo, director editorial GQ, México y Latinoamérica, le cuenta apasionadamente a Publimetro lo que descubrieron tras la realización de su documental que busca mostrar la situación de este felino en el ejido Miguel Colorado, en Campeche.
Con motivo del Día de la Tierra están estrenando el documental Tras las huellas del Jaguar ¿qué nos puedes decir de esto?
—Es un proyecto del que nos sentimos muy orgullosos, nuestro primer documental de muchos que vamos a seguir construyendo en los próximos meses, y nos parecía que era muy relevante contar cuál es la situación del felino más importante de América Latina: el jaguar. Está presente desde el sur de Estados Unidos hasta Chile, pero en la actualidad es una de las especies más amenazadas y esto se debe a que se dan varios factores muy complejos como el aumento de la ganadería extensiva, el aumento en la apropiación de los espacios naturales y esto le afecta porque es un animal muy territorial que necesita de territorios muy amplios para desarrollar su actividad de caza y de reproducción. Esta deforestación del ser humano en los espacios naturales y el aumento de la ganadería extensiva lo que finalmente produce es que los llamados corredores del jaguar, que es un animal cazador y de costumbres nocturnas, se vayan reduciendo y les impacte porque tienen menor espacio para cazar y conseguir su alimento. Esto los obliga a rondar las comunidades locales para conseguir su alimento y atacar al ganado.

¿Cómo impacta esto a las comunidades de alrededor?
—El jaguar está impactando de manera directa a comunidades que han convivido con él históricamente y que ha formado parte de su historia y de su cultura; si pensamos en el arte, la cultura mexicana y la mesoamericana, el jaguar es un animal que simboliza la fuerza, es enorme y el más grande de los felinos. Quisimos acercarnos a estas comunidades para saber exactamente lo que está ocurriendo y nos encontramos con una realidad maravillosa, de la mano de una organización internacional que se llama www.phantera.org, aunque es estadounidense tiene oficinas en México y está dirigida por Diana Friedeberg, una bióloga maravillosa, y trabajan con todas estas comunidades. En este caso concreto viajamos a Miguel Colorado, un lugar natural y privilegiado en el que habitan descendientes de los maya, en Campeche, y encontramos que históricamente los mataban, además de los cazadores furtivos que lo hacían para lucrar, mientras que los ganaderos, como el jaguar mata varios de sus animales y los entierra para después comerlos, envenenaban esas piezas para aniquilarlo.

¿Cómo participa la comunidad en todo esto?
—A través de educación y comunicación, por parte de la organización Phantera; han pasado de ser cazadores a protectores del jaguar. Ha iniciado proyectos muy concretos como levantar cercados eléctricos con energía solar, de tal manera que el felino no puede meterse más, algo tan sencillo como eso ha permitido que al ganado no le afecte más, ni tampoco al animal. Ahora se está desarrollando un proyecto ecoturístico para que dentro de poco sea posible ir a conocer esas maravillosas selvas y su entorno, aunque claro, al felino no se le puede ver, pero él si te ve y te huele a ti todo el tiempo. Los miembros de la familia Naal se han convertido en las personas que registran los pasos del jaguar, a través de unas cámaras con sensores de movimiento, las cuales colocan a lo largo de diferentes puntos de la selva para que cuando pase por ahí, se pueda capturar su imagen; luego recuperan todo lo que hayan grabado, envían las fotos y con esto se les estudia: cuántos ejemplares hay, cuántos machos, cuántas hembras, cómo son y esto arroja un conocimiento más profundo de su vida. Todo esto está ayudando también a que los niños se conviertan en activistas de la protección de estos animales. Con todo esto aprendimos cómo proteger el entorno, de qué manera el impacto puede ser menor, siendo consciente de que también existen necesidades para tener un futuro mejor, en estas comunidades de estrato social pobre.

¿Qué motivó a GQ a realizar este documental?
—Tenemos que proteger esta especie como una de nuestras grandes riquezas y a esos espacios naturales porque la situación del cambio climático es dramática; nosotros nos dedicamos fundamentalmente a hablar de temas que tienen que ver con el estilo de vida y con la moda, pero también nos importa muchísimo todo lo que tiene que ver con la naturaleza. En este momento somos agentes muy activos contando esta historia. Estamos destruyendo el planeta con nuestras actitudes constantes y diarias. No queremos dictar soluciones, eso es algo muy complejo, pero hay que preguntarle a los que están ahí, los que viven su realidad diariamente. Infinitas gracias al ganadero Miguel Laffont y a la familia Naal porque han sido los mejores embajadores y guías que hubiéramos podido tener, nos abrieron las puertas de sus casas y nos enseñaron su manera de vivir.
¿Cuáles son los principales retos que tuvieron que enfrentar para la realización de este documental?
—Si te digo la verdad, fue algo muy fácil, no fue nada complicado, salvo que nos comían los mosquitos. Gracias a la ayuda de Phantera y la doctora Friedeberg, enseguida nos pusieron en contacto con Alejandro de la Cruz, que es un biólogo de la organización y que trabaja insitu estudiando al jaguar en Campeche y, a partir de ahí, la generosidad enorme de las distintas familias que nos acogieron, así que lo único que tuvimos que hacer fue abrir los ojos y los oídos para escucharles y aprender de su entorno.
Más allá de dar a conocer la situación por la que atraviesa el jaguar ¿cuál es el objetivo final de este documental?
—Lo fundamental es hacer una llamada de atención. Tratar de explicar que somos nosotros los principales responsables de proteger el espacio natural que habitamos y es por una cuestión de supervivencia. Nos fascinan los jaguares porque son misteriosos y enormes, con mucha fuerza e inteligencia privilegiada, pero sobre todo, lo que queremos hacer con ese documental y con muchas publicaciones que estamos haciendo sobre consumo responsable, moda sustentable, economía circular es hacer una llamada de atención urgente porque no tenemos un planeta de repuesto. Hay que tomar conciencia que debemos proteger nuestros bosques, selvas, recursos naturales, consumir de manera responsable, reducir el consumo de combustibles fósiles porque nos va la vida en ello. Tenemos que buscar soluciones de manera integral y no tomar decisiones desde una oficina diciendo lo que tenemos que hacer. En el caso del jaguar, si este desaparece, se van a ocasionar disfuncionalidades ecológicas que van a resultar bastante graves. Recomiendo a los lectores que vean este documental y que se hagan participantes activos de cualquier manifestación que puedan hacer para proteger a la naturaleza.