En 50 años de carrera futbolística, Ricardo Ferretti brilló como jugador y lo hace actualmente como Director Técnico, pero en su currículo hay un espacio vacío que nunca logró llenar.
Fue un delantero destacado, con toque excepcional que atrajo miradas de Europa, en especial la del Avellino de Italia, club que intentó llevarlo al mejor futbol del mundo, sueño de cualquier jugador.
En aquel entonces, la directiva del club italiano contactó a Pumas, pero los dirigentes le bloquearon su salida en 1982-1983, por lo que permaneció con los felinos con quienes llegó en 1978, un año después de haber arribado al futbol mexicano con Atlas.
“Cuando vine a jugar al futbol italiano, el Presidente del equipo (Avellino) me preguntó a mí, porque teníamos tanta confianza a mi persona, me preguntó qué jugador me gustaba de la época donde yo había jugado en el futbol mexicano, yo le dije hay un buen jugador que se llama ‘Tuca’ Ferretti”
“Él jugaba para los Pumas, había ese año hecho 20, ventitantos goles, le dije: ‘es un buen jugador’. Este Presidente después de hablar conmigo dio la orden para que lo trajeran a Italia. La UNAM pidió tanto dinero, no se pusieron de acuerdo por la cantidad que le podían dar al equipo y al jugador”, reveló el ex jugador leyenda de Tigres, Jerónimo Barbadillo.
Ante la negativa de Pumas de soltarlo, en 1985-1986 estuvo con Club Deportivo Coyotes Neza, luego fue a parar al Monterrey en 1986–1987 y no tardó en volver a la UNAM de 1987 a 1988. Pasó al Toluca de 1988 a 1990, para después establecerse con Pumas una vez más, como jugador en la Temporada 1990–1991 y al finalizar ésta, iniciar su trayectoria como técnico unamita sin ningún tipo de resentimiento.
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