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Un centenar de antidisturbios se situaron ante la tribuna ocupada por la afición húngara después de que se produjese una pelea entre aficionados de distintos clubes magiares.
Perfectamente distinguibles entre el resto de la afición, por vestir camisetas negras en lugar de la de la selección, los ultras del Ferencvaros, de ideología neonazi, asaltaron a otro grupo de aficionados húngaros horas antes del comienzo del partido que disputaron en el Velodrome de Marsella los combinados de Islandia y Hungría.
Esos ultras fueron custodiados por la policía por las calles de Marsella hasta su entrada en el estadio, pero una vez allí provocaron una pelea en la misma zona en la que, en la primera jornada, se produjeron disturbios entre ingleses y rusos, que rápidamente fue controlada por los antidisturbios.
Tras la separación de los aficionados, el encuentro continuó sin ningún inconveniente.
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