Dos genialidades de Leo Messi y otra de Philippe Coutinho en la segunda mitad derribaron el muro que el Alavés levantó este sábado en el Camp Nou, donde los azulgranas iniciaron la defensa del título con una victoria convincente (3-0), pero algo corta a tenor de lo que se vio sobre el terreno de juego.
Liderado por el astro argentino, el Barça dominó de principio a fin un partido al que, por momentos, pareció renunciar el Alavés. Agazapado atrás, el equipo de Abelardo Fernández intentaba salir tímidamente a la contra, pero el balón le duraba un suspiro y apenas era capaz de pasar de medio campo.
Solo logró acercarse con peligro una vez en todo el partido: en una rápida transición que Sobrino culminaba lanzándose en plancha y cabeceando a la derecha de la meta defendida por Ter Stegen.
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El resto fue un monólogo azulgrana. Falto de ritmo en ataque, al Barça le costaba fabricar fútbol en los primeros compases del choque, pero presionaba tras pérdida con efectividad y recuperaba el balón en pocos segundos cada vez que lo perdía.
Messi pudo adelantar al conjunto local en un tiro cruzado a los 2 minutos y en una falta que estrelló en el larguero a los 38. Entre ambas jugadas, buenas intenciones del Barça pero poco fútbol.
Solo al final de la primera parte aceleraron los de Ernesto Valverde en busca del gol que abriera el marcador. Dembélé se encontró con Pacheco cuando disparó dentro del área tras recibir una asistencia entre líneas de Messi y cruzó demasiado una triangulación entre Luis Suárez, Jordi Alba y él mismo poco después.
También Suárez tuvo su oportunidad al ganarle la espalda a la defensa alavesista e intentar una vaselina sobre la salida del portero visitante que sacaría Laguardia bajo palos.
Valverde tenía que mover piezas al descanso y puso más madera en la sala de máquinas. Recurrió al talento de Coutinho, sentando a Semedo, y devolviendo a Sergi Roberto al lateral derecho para que el brasileño pudiera desplegar todos sus repertorio ofensivo en el centro del campo.
Pacheco tuvo que sacar una a Jordi Alba al inicio de la segunda mitad. El Barça había puesto una marcha más al partido y el Alavés, cada vez más atrás, empezaba a sufrir de verdad para mantenerse con vida en el choque.
Y entonces apareció Messi -siempre Messi- para forzar una falta en la frontal y ejecutarla magistralmente con un disparo raso y colocado que pasaba por debajo de la barrera y engañaba a Pacheco.
El crack de Rosario acaba de anotar el gol 6.000 en la historia del Barcelona -también marcó en su día el 5.000- y ponía a los azulgranas por fin por delante. El Alavés, el último equipo que ha ganado en el Camp Nou en Liga, había aguantado 64 minutos.
Cuando estemos pesimistas pensemos en lo afortunados que somos de poder estar en el mismo tiempo en que Messi hace estas maravillas. Enorme: su magia es inalcanzable. pic.twitter.com/BAa1d8JHFC
— Ánderson Villalba (@anvillalba) August 18, 2018
Messi pudo hacer también el 2-0 en la jugada siguiente, pero su disparo colocado se estrelló en el palo derecho de la portería defendida por Pacheco. Y el meta del Alavés aparecería minutos después para ganarles la partida a Luis Suárez y a Coutinho en sendos uno contra uno.
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Sin embargo, nada pudo hacer en la siguiente intervención del brasileño, que se internaba en el área y se perfila para fusilar con la derecha y colocar el 2-0 a siete minutos para el final.
Desinflado el Alavés, que no puso a prueba ni una sola vez a Ter Stegen, el Barça olió la sangre y Messi insistió sobre Pacheco hasta que hizo el tercero en la última jugada del partido, cuando recibió una asistencia de Suárez para ajustar con la zurda al fondo de la red.
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