El anuncio tomó a muchos por sorpresa: Ricardo La Volpe se retira como técnico. Es un personaje polémico en el futbol mexicano. Dirigió a la Selección Nacional en el proceso mundialista que concluyó en Alemania 2006. Su capacidad táctica está fuera de discusión, pero siempre se le cuestionó el trato al jugador.
Ramón Morales, ex futbolista que formó parte de ese Tricolor, reconoce que el argentino tenía una personalidad complicada. Incluso, con algunos jugadores llegaba a ser ofensivo. Lo define como un “transformer”, pues era de una forma fuera de la cancha y de otra completamente distinta cuando entraba al campo.
“La primera impresión es un entrenador que le gusta jugar bien al futbol y basa mucho en repeticiones. Eso fue lo primero que me sorprendió, que no era el trabajo específico o planeado en etapas de cada entrenador comúnmente: el preparador físico, después un espacio reducido, luego trabajo ofensivo y defensivo para después juntarlo. No, él iba directo a la parte de salidas, lo táctico y su forma de juego”, recordó Ramón Morales.
El ex jugador de Chivas tiene una forma muy particular de definir a La Volpe. “Podría decir que era un ‘transformer’. ¿A qué me refiero con ‘transformer’? A que se transformaba, el Ricardo La Volpe antes de la cancha, era más tranquilo, más abierto, receptivo con puntos de vista. El que se metía a la cancha muchas veces, no siempre, era el Ricardo estricto, de repente hasta un poco complicado en su forma de ser y de decir las cosas, que quería que todo saliera a la perfección o como él decía. Hay veces que eso lo ponía de malas. Ahí muchas veces el diálogo era complicado porque él quería que las cosas salieran bien. Así lo puedo llamar. Al final te dabas cuenta, cuando estabas conviviendo día a día con él, que es un buen tipo dentro y fuera de la cancha. Dentro, simplemente quería que todo saliera perfecto”, detalló.
De La Volpe aprendió cosas buenas, pero también malas. “Quizá lo que no me gustaba tanto es el trato al jugador. El trato procuro cambiarlo (ahora que es entrenador). Lo que sí me quedé de él bueno, es que me encantaba que aunque uno o dos jugadores estuvieran cerca de la pelota, todos debían tener un movimiento. Eso hacía que todos jugáramos en una sincronía de movimientos.
Y enseguida profundizó sobre los detalles de trato que no eran positivos en el entrenador argentino. “En el trato me refiero que a veces con algunos, no con todos, era hasta ofensivo. Creo que decirle algo a un jugador a veces ya ofensivo, va más allá del respeto o la credibilidad que puedas tener. Simplemente eso”, explicó Ramón Morales.
“Recuerdo que había muchos que Ricardo les decía cosas y no pasaba nada. Yo era uno de ellos, a veces me decía cosas y a mí no me alteraba. Lo escuchaba y nada más, no pasaba de ahí, pero sí llegué a tener compañeros que hasta lo soñaban. Era algo complicado. Él quizá cambiar un poquito esa forma, no creo que lo hiciera con mala intención, pero ese era Ricardo”, añadió.
Aspectos positivos
Evidentemente, no todo es malo. Hay quienes consideran a Ricardo Antonio La Volpe un revolucionario del futbol. Ramón Morales reconoce su enorme capacidad. “Creo que los movimientos tácticos. Era un tipo que a veces le gustaba a muchos y a otros no, pero podía hacer un cambio a los 10 o 15 minutos, ya sea de jugador o de parado táctico. Eso es algo que a él le gustaba y es algo muy típico de él”, detalló.
Y por lo mismo, el argentino tiene ganado un lugar en la memoria de muchos. “Creo que todo aquel entrenador que haya dejado algo se le va extrañar, unos más y otros menos. La innovación de esa estrategia de juego, de la idea que tiene Ricardo de que sus equipos, por lo menos los primeros, no sé si estos últimos así fueron… Pero sus primeros equipos, desde ese Atlas, el Atlante, intentaba hacer un buen futbol, eso es algo que se le va agradecer y se va quedar en el recuerdo”, concluyó Ramón Morales.