Este lunes 26 de octubre se cumplen 27 años del fallecimiento de uno de los luchadores más emblemáticos de la historia de la lucha libre mexicana: Oro.
Oro, cuyo nombre de pila fue Jesús Javier Hernández Silva, nació un 24 de diciembre de 1971 en Guadalajara, en su corta vida dejó historia en la lucha libre mexicana al revolucionarla con su clásico e inigualable estilo aéreo.
Pero ¿por qué afectó tanto su fallecimiento?
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Oro además de ser un excelente luchador, se caracterizaba por la gran calidad de ser humano que fue detrás de su personaje.
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Todas estas palabras no son en vano, pues a través de testimonios de compañeros como Felino y Brazo de Plata se sabe que Javier (Oro) era un gran compañero tanto en el cuadrilátero como fuera de el, siempre cuidaba a sus compañeros y los apoyaba en lo que pudiera manteniendo una sonrisa para todos.
Otro testimonio viene del cuñado de Plata quién conoció a Javier mucho antes de saber que era luchador, él lo recuerda con mucho cariño y lo describe de la siguiente manera: «amable, alto, atlético, muy buen ser humano, cotorro, atento con sus fans, amigable, respetuoso, comprometido con su trabajo, extraordinario con su estilo aéreo, muy buen tipo el buen Javier«, de hecho recuerda que lo invitó a una lucha y de inmediato se percató que el público veía a Oro como un ídolo, tan alegre como juicioso en lo que le apasionaba.
El siguiente testimonio viene de una persona que prefiere mantener su identidad en el anonimato, «El tatuador enmascarado». Él plática que su gran admiración por Oro nació fuera del ring, pues en alguna ocasión fue a las luchas y luego de ver sus lances espectaculares y la gran dupla que hacía con su hermano Plata, se esperó al final del evento con la esperanza de poderlos conocer, cosa que pasó pues los metálicos siempre atendían a sus fans y en este caso a él le tocó estrechar la mano con ellos y recibir consejos sobre practicar deporte y comer sano.
Cuando esto ocurrió el «tatuador enmascarado» era un niño y recuerda que cuando todos los demás fans se habían ido, había un par de niños en situación de calle y pudo presenciar como Oro se acercó con ellos y los invitó a cenar, ese acto tan humano resultó en una gran admiración de él hacía Oro quién desde ese momento se volvió su ídolo y lo tomó como ejemplo a seguir.
Actualmente el Tatuador enmascarado realiza su trabajo portando una máscara de Oro en homenaje al luchador y ser humano que fue.
Oro (Javier) abrió su corazón y mostró quién era más allá de su personaje como luchador, mostrándose siempre dedicado y constante.
Su vida era la lucha libre y su último suspiro quedó en aquella esquina de la Arena Coliseo un 26 de octubre de 1993 y 27 años después se sigue recordando con gran admiración.
Oro fue un luchador de alto rendimiento pero su calidad humana rebasaba cualquier otro título y es así como nace el ídolo detrás de la máscara, quién a través de acciones bondadosas dejó huella en la vida de quienes lo conocieron.
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