Casi 600 jardines y salones sociales en la capital de Puebla han cerrado y cambiado de giro, pues no han podido solventar gastos de operación y deudas que tenían desde que estuvieron cerrados por la pandemia del Coronavirus.
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El presidente de la organización Salones Unidos, Víctor Picazo Pérez indicó que se tenía registro de mil 200 miembros de pequeños, medianos y grandes salones en el municipio, pero la crisis económica ha provocado el cierre de casi el 50%.
Refirió que muchos asociados prefirieron cambiar de giro, por ejemplo, hay jardines que se convirtieron en funerarias o salones que cambiaron su giro a restaurantes, algunos en la colonia Humbolt y otros en La Paz.
Destacó que la prueba de Covid-19 ha sido uno de los principales conflictos para poder continuar operando, pues implica un gasto extra para la organización de eventos y varios clientes no quieren pagar por ello.
“Lo que más nos lacera económicamente es la prueba Covid, muchos de los clientes que quieren hacer sus eventos vienen con un desánimo, porque la prueba tiene un costo de 150 pesos por persona”, dijo.
Apuntó que este gasto representa 15 mil pesos por evento, de los cuales la mitad corre a cargo del dueño del salón y la otra mitad por el cliente, sin tomar en cuenta los gastos por servicios de banquete, mantelería, entre otros. Y por cada evento que se cancela se pierde el 40% de lo invertido.
Picazo Pérez refirió que desde finales de marzo, cuando el Gobierno del Estado autorizó su apertura, la reactivación ha sido lenta, y ahora se encuentran en “números amarillos”, pues tienen el 20% de las reservaciones que tenían previo a la pandemia.
“Estabamos en números rojos y ahora amarillos, a un 20% del 100 que tníamos, estamos tablas, no tenemos ganancia, pero podemos pagar luz, algunos renta, renovación de licencia de funcionamiento y salarios”, dijo en entrevista con Publimetro.
Criticó que haya sido uno de los sectores más condenados desde el inicio de la contingencia sanitaria, pues dijo que hubo giros como los centros comerciales y restaurantes donde se les dio oportunidad después, aunque también representan un foco de contagios.
El empresario resaltó que los salones sociales no son sinónimo de fiesta, pues también son utilizados para realizar conferencias, talleres, capacitaciones y hasta eventos culturales.
“Nosotros nos podemos acatar a cualquier regla, podemos decir no hay venta de alcohol, menos de 100 personas, pero hay que tener piso parejo para todos (…) Que las autoridades hagan una investigación, con metodología, para ver donde hay más probabilidad de contagios”, exhortó.