El diputado local priista Armando Tonatiuh González propuso establecer en el Código Penal de la Ciudad de México la castración química a quien sea reincidente en el delito de violación, o bien, a quien cometa este ilícito y haya contagiado a la víctima una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) crónico degenerativa.
Esta no es la primera vez que se propone la medida.
La propuesta no ha avanzado y nuevamente fue turnada a comisiones para su análisis ya que el tema sigue siendo controversial por su costo y efectividad
¿Qué es la castración química para violadores?
La castración química es un proceso médico a través del cual se inyectan forzosamente medicamentos anti-andrógenos que reducen la cantidad de testosterona, lo que disminuye la libido y el deseo sexual.
Sin embargo, a diferencia de la castración quirúrgica, que es la extracción de los testículos, la duración de la castración química depende de las dosis suministradas, ya que los efectos se anulan cuando se suspende su aplicación. En promedio se demora entre 2 y 4 semanas para hacer efecto.
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La castración química se aplicada en países como Estados Unidos, Alemania, Argentina, Italia, Chile, Colombia, El Salvador y República Dominicana, siendo California el primer estado de la Unión Americana en aprobarla en 1996 para los sentenciados por pedofiia. En algunos casos es opcional y, si el violador decide tomarla voluntariamente, se le otorga una reducción de su sentencia.
La polémica
La medida sigue siendo controversial, pues no existen estudios científicos suficientes que demuestren que la medida en realidad ayude a prevenir delitos sexuales, además de que los tratamientos son costosos para el Estado.
Algunos estudios han informado que los delincuentes sexuales violentos tienen niveles más altos de andrógenos que los grupos de comparación no violentos, aunque no hay una clara relación de causa y efecto entre los niveles de testosterona y el delito sexual.
Otras investigaciones reportan que gracias a la castración química permitió reducir los índices de reincidencia de agresores sexuales de 50 a 7%, por lo que puede ser una medida adecuada para prevenir delitos sexuales. Aunque hay otros análisis que han encontrado que los crímenes sexuales, más que por una condición fisiológica, están influenciados por el contexto social y señalan que la castración solamente inhibe la libido, pero no cambia la mentalidad del agresor, incluso se han reportado casos en que agresores impotentes violan a sus víctimas con objetos.
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