El 28 de octubre regresa la fiesta de San Judas Tadeo para sus fieles en la Ciudad de México, quienes se congregan en la iglesia de San Hipólito en el corazón de la capital.
Este jueves, ya con la Ciudad de México en semáforo verde, el templo de San Hipólito estará abierto desde las 6:00 horas, habrá seis misas con solo el 70% de capacidad.
El rector del templo de San Hipólito dijo que “estará abierto el templo y también será un paso ágil, tendremos algunas celebraciones siempre cuidando, pues lo que ya sabemos todos”.
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Esta sería el primer evento religioso masivo de “la nueva normalidad” en espera de que en diciembre se realice la celebración a la Virgen de Guadalupe, la cual recibe en la Basílica de la Ciudad de México a fieles de todos los estados de la República que llegan en peregrinación.
La historia de San Judas Tadeo
Según algunos testimonios en la Biblia, San Judas Tadeo es primo de Jesús, por lo que el parecido entre ambos es no sólo físico sino a nivel espiritual. Además de que murió como un mártir junto a San Simón, con quien se le festeja el mismo día.
Desde el siglo VIII la iglesia católica estableció el 28 de octubre como el natalicio de San Judas Tadeo y de San Simón, cuya reliquia se custodia en la Basílica de San Pedro.
San Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles
Santa Brígida de Suecia, mística y patrona de Europa, escribió que un día Jesús le recomendó que cuando quisiera obtener ciertos favores, los pidiera por medio de San Judas Tadeo. Por esta razón es considerado patrono de las causas imposibles y comparte este patronazgo con Santa Rita de Cascia.
Los fieles al “santo de las causas pérdidas”, como le llaman, se han multiplicado debido a los numerosos “favores” que sus devotos aseguran haber conseguido por su intercesión, como señala la misma Iglesia católica.
La Iglesia no avala las polémicas cadenas de oración
Con frecuencia circulan en Internet y en papeles dejados en hogares o templos, una supuesta “Cadena o Novena Milagrosa a San Judas Tadeo” que exige que se comparta el contenido a un número determinado de personas y en un lapso de tiempo para obtener bendiciones y amenaza con males a quienes rompan su circulación. El origen es desconocido, pero la Iglesia no avala estas iniciativas.