Entre incertidumbre sobre los pagos, una ‘crisis existencial’ sobre la dependencia federal a la que corresponden y problemas de opacidad sobre su funcionamiento, los diversos créditos a la palabra impulsados en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se encaminan hacia su extinción.
Cuestionado sobre la continuidad que tendrán los créditos a la palabra en 2022, ya que no cuentan con recursos asignados en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación –aprobado sin cambios en noviembre– el presidente López Obrador respondió el pasado 14 de octubre de 2021: “No, no. En efecto, no hay una partida, pero se piensa que con el pago de los créditos que se han entregado se puede mantener, es como un fondo revolvente. No va a alcanzar, esa es la verdad, pero vamos a ver si se amplía y conseguimos fondos, si hay una transferencia de recursos”.
Tandas del Bienestar: el origen
El primero de los llamados créditos a la palabra fue “Tandas del Bienestar”, que surgió en 2019 a través de la Secretaría de Economía. Este programa pretendía otorgar créditos a la palabra a microempresarios. En su momento, las autoridades que coordinaban dicho programa descartaron que fuera a generar un sobreendeudamiento a la población beneficiaria del mismo.
Rocío Mejía Flores, entonces coordinadora general de Tandas del Bienestar, afirmó que en la etapa del censo se preguntó a los potenciales beneficiarios si cuentan con uno o más créditos con alguna entidad financiera y los resultados arrojaron que gran parte del universo censado no tiene ni siquiera acceso al sistema financiero formal.
“Nuestra estimación es que la mayoría (de potenciales beneficiarios) no tiene un crédito formal (...) es importante que con estos créditos que les damos no se sobreendeuden sino, al contrario, que salgan de algún problema económico que tengan”, explicó la funcionaria en la asamblea de la red de microfinancieras ProDesarrollo.
Tandas del Bienestar consistía en entregar, en una primera etapa, préstamos a la palabra de 6,000 pesos por persona; se daban dos meses como periodo de gracia del pago y a partir del tercer mes los beneficiarios debían depositar mensualmente 500 pesos, para que dicho financiamiento se liquide en un año.
Pandemia detona créditos a la palabra
Rápidamente, los tipos de créditos entregados a la palabra se multiplicaron en el gobierno de López Obrador. En el informe que presentó a un año de haber asumido la presidencia, el 1 de diciembre de 2019, el mandatario presumió que –con el programa Tandas para el Bienestar– se habían otorgado 356 mil 500 créditos “sin intereses ni papeleos” a pequeños comerciantes, empresarios, artesanos y “a quienes se ganan la vida como pueden”.
Dos años después, el 1 de diciembre de 2021, y en un periodo marcado por la pandemia de Covid-19, el presidente informó que se habían otorgado 3 millones 700 mil créditos a la palabra en los tres años que llevaba al frente del país; es decir, 3 millones 343 mil 500 durante la pandemia; aunque en mayo de 2020 se calculaba que se darían cerca de 4 millones de créditos a la palabra, en distintos rubros.
El tipo de apoyos o créditos también se diversificó. El 22 de mayo de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó el informe de avances de la entrega de créditos de vivienda y para la reactivación económica en siete modalidades. Señaló que la meta era otorgar 3 millones 928 mil 537 créditos con una inversión de 307 mil 557 millones de pesos.
En su momento, la secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín, informó que entre abril y mayo se habían otorgado 740 mil 709 créditos con una inversión de 44 mil millones de pesos, de los cuales 317 mil 345 son créditos a la palabra de la Secretaría de Economía; 195 mil son Créditos Solidarios a la Palabra del IMSS; 80 mil 200 son Tandas para el Bienestar; 98 mil 252 son créditos personales del ISSSTE; 3 mil 994 son créditos para la vivienda FOVISSSTE, y 45 mil 914 son créditos para la vivienda del Infonavit. De abril a diciembre se prevé entregar 300 mil créditos de nómina Fonacot.
Cae el número de apoyos
Aun cuando programas como Tandas del Bienestar están entre los 30 proyectos prioritarios de la administración 2018-2024, lo cierto es que algunos de estos apoyos cada vez tuvieron menos beneficiarios.
Ejemplo de ello es el “Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares”, conocido como “Créditos a la Palabra”. Surgió en los primeros meses de la pandemia como un programa de apoyo en la reactivación económica. Su meta inicial era apoyar a un millón de microempresarios, pero en 2020 se benefició a 2 millones de personas, a quienes se les dio un crédito, sin intermediarios, por 25 mil pesos, los cuales se pagarán en los próximos tres años. Considerando los tres meses de gracia, el pago mensual quedó de 824 pesos por un total de 33 meses.
Sin embargo, en 2021 este programa se transformó para apoyar a microempresas familiares del Censo del Bienestar pendientes del 2020, microempresas cumplidas y mujeres solidarias; pero disminuyó la cantidad de apoyos de dos millones a 60 mil personas. Para 2022, este programa se quedará sin presupuesto y su continuidad permanece en papel -como se lee en el Diario Oficial de la Federación- pero sin el apoyo económico necesario.
Crisis de Identidad: Ni de aquí (Economía), ni de allá (Bienestar)
Aunque la dispersión de estos apoyos inició en la Secretaría de Economía, fue Bienestar la encargada de operarlos e informar al respecto. Los servidores de la nación de la Secretaría del Bienestar tuvieron un rol clave en el registro de las personas beneficiarias, y en muchas ocasiones, para poder acceder al apoyo tenían que haber sido censados por la dependencia mencionada.
Así, “Crédito Solidario a la Palabra” fue emblemático del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sin embargo, en la respuesta a la solicitud de información pública con folio 0064100205121, la Unidad de Transparencia del IMSS respondió: “Por lo que hace a los Créditos a la palabra, el IMSS únicamente participa para proporcionar un padrón de posibles candidatos al crédito, sin embargo, el otorgamiento del crédito se hace por parte de la Secretaria del Bienestar, se proporciona ruta electrónica”.
¿Y los pagos? Otro abismo
Otro de los puntos clave es la opacidad sobre los créditos que han sido pagados. Hasta el momento no se conoce cuántos han sido pagados de manera formal, ni cuánto de la inversión total se ha recuperado. Además, el 30 de noviembre de 2020, en respuesta a la solicitud de información folio 0001000207120, la Secretaría de Economía respondió: “Al 30 de octubre de 2020, se han recibido los reembolsos de aquellos apoyos que fueron otorgados durante los meses de mayo y junio, sin embargo, se hace del conocimiento del particular que dicha información es reservada, en términos del artículo 110 fracción VI, de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Lo anterior fue aprobado por el Comité de Transparencia en su sexta sesión ordinaria, celebrada el día 13 de noviembre del presente”.
De acuerdo con las reglas de operación de “Créditos a la Palabra”, si un crédito es pagado en el plazo establecido, aún cuando no se sigan las fechas de pago pactadas, se considera pagado sin problema alguno.
Los principales beneficiados están en el sureste
De acuerdo con el “Boletín 173: Créditos a la palabra y Tandas para el bienestar. Una respuesta ante la crisis por el COVID-19″, para 2021, Tandas para el Bienestar incorporó a los Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) que egresaron de dicho Programa, que han concluido el curso de capacitación y deseen iniciar un micronegocio, a través de la Modalidad Mes 13.
“Este programa ha concentrado sus esfuerzos en apoyar a la población que vive en condiciones de marginación; por ello, su consolidación en la región sureste, históricamente identificada como una de las regiones con altos niveles de pobreza, ha sido clave”, comenta Bienestar. “Los apoyos otorgados en esta región concentran casi el 50% de los recursos dados con la distribución siguiente: Veracruz 12.0%, Estado de México 9.4%, Guerrero 8.3%, Puebla 7.4%, Chiapas 7.3% y Oaxaca 5.5%”, añadió.
¿Una salida a la crisis?
El 8 de abril de 2020, los programas fueron presentados como una opción para reactivar la economía en México “una vez que se supere la pandemia” (…) “Ya se tiene definido cómo se distribuirá un millón de créditos entre pequeñas empresas y pequeños negocios familiares, tanto del sector formal como del informal”, anunció en su momento López Obrador.
En el mismo “Boletín 173: Créditos a la palabra y Tandas para el bienestar. Una respuesta ante la crisis por el COVID-19″, publicado por la Secretaría del Bienestar el 26 de julio de 2021, se reconoció que “la crisis sanitaria del COVID-19 evidenció y profundizó las brechas de desigualdad y pobreza persistentes en nuestro país”.
“En este contexto, también se destacan el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares conocido como “Créditos a la palabra”y el Programa de Microcréditos para el Bienestar o “Tandas para el Bienestar”, los cuales tienen como propósito salvaguardar e impulsar a pequeños negocios, a través de la entrega directa y sin intermediarios de créditos y, en consecuencia, evitar el cierre prematuro de fuentes de trabajo y frenar el impacto negativo en los ingresos de los hogares más vulnerables”.
Y aunque el objetivo era la reactivación económica y apoyar al empleo; México, se encuentra entre los países con menos medidas de protección al empleo en la pandemia, de acuerdo con un informe de la Cepal y la OIT.
“En América Latina se observaron políticas de sostenimiento de la relación laboral y subsidios a la contratación como medidas para impulsar la recuperación del empleo, pero México no adoptó ninguna acción en este sentido”, destaca el reporte.
La nueva edición del estudio de Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) analizó las medidas de protección a la relación de trabajo y los subsidios a la contratación implementadas en la región. México no figura con acciones en ninguna de las dos clasificaciones.