México es considerado un país de puertas abiertas, la intención de brindar asilo político al periodista y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, es la muestra más reciente y destaca como el segundo caso de alto nivel en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de Evo Morales en noviembre de 2019.
Los antecedentes de asilo en el país datan de 1853, cuando México firmó, junto con Colombia, un tratado de no extradición por delitos de políticos.
Más adelante, la nación se sumó a la Convención de Ginebra de 1951, en ella se reconoce como solicitante de asilo a “Toda persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas, pertenencia a determinado grupo social, de genero u orientación sexual, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos temores, no quiere acogerse a la protección de tal país”.
Además, la mexicana también reconoce el otorgamiento del asilo político mediante la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político de 2011.
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Mientras se realiza una serie de trámites para obtener la protección del país, la persona que solicita asilo se convierte en refugiado.
Si bien se considera que Estados Unidos es el principal destino de los solicitantes de asilo, en México los casos se han disparado los últimos años.
Según estadísticas de la Comisión de Ayuda a Refugiados (Comar), en los últimos años la cantidad de personas que solicitaron asilo registró la siguiente tendencia:
- 2013: 1,296
- 2014: 2,137
- 2015: 3,423
- 2016: 8,796
- 2017: 14,619
- 2018: 29577
- 2019: 70,341
- 2020: 41,002
- 2021*: 123,187
La mayoría de estos solicitantes son de Centro y Sudamérica. De 2018 a la fecha los que mayor tasa de aceptación tienen provienen de Venezuela, seguidos de Honduras y El Salvador, la mayoría que huyen de la violencia y la pobreza en sus países.
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Pero el caso de los asilados políticos es distinto, su argumento es la persecución por parte de gobiernos e incluso temen por su integridad.
Aquí un recuento de los solicitantes de asilo político más destacados:
Julian Assange. El periodista y fundador de WikiLeaks enfrenta un proceso tras divulgar anónimamente actos cometidos por “regímenes represores”. Sin embargo, oficialmente no es perseguido por ese motivo, sino que en agosto de 2010 la fiscalía sueca abrió una investigación en su contra por presunto acoso sexual.
Evo Morales. En noviembre de 2019, el ex presidente de Bolivia recibió el apoyo del gobierno mexicano luego de renunciar a su cargo después de un golpe de estado. En ese entonces el canciller Marcelo Ebrard ofreció el asilo debido a que la vida del funcionario corría peligro, por lo que era necesario apoyarlo.
Manuel Zelaya. En diciembre de 2009, el ex presidente de México, Felipe Calderón, anunció que brindaría apoyo al ex mandatario de Honduras luego de la crisis que se desató tras su intento de reelección, pero finalmente no se concretó su traslado. Incluso el propio Zelaya negó haber solicitado el apoyo a México.
Rigoberta Menchú. La ganadora de un Premio Nobel de la Paz en 1992 también vino a México como asilada política, luego que que su familia fue blanco de ataques en Guatemala.
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Héctor José Cámpora. El ex presidente de Argentina se asiló en la embajada de México en Buenos Aires en 1976, debido al golpe de Estado en su país. Este asilo se prolongó por tres años, hasta 1979, cuando las autoridades militares le autorizaron trasladarse hacia México.
Shah de Irán. Después de la revolución islámica, el último Shah de Irán y su familia se trasladaron en junio de 1979 a México gracias al apoyo del magnate estadounidense David Rockefeller. El presidente José López Portillo le concedió el asilo político.
Hortensia Bussi. La viuda del ex presidente chileno Salvador Allende solicitó al presidente Luis Echeverría ayuda para salir de su país tras el golpe de estado. Ella y sus hijos fueron trasladados a México con la ayuda del mandatario mexicano. En la década de 1970 se registró una oleada de refugiados de Argentina, Chile y Uruguay para huir de los regímenes militares de esos países.
Fidel Castro. Su oposición al régimen de Fulgencio Batista lo obligó a salir de Cuba hacia México en 1955, a los 28 años. Desde territorio mexicano preparó la campaña revolucionaria y luego de 18 meses regresó a la isla con Ernesto “Che” Guevara para derrocar al gobierno.
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Luis Buñuel. El cineasta español se exilió primero en Francia, luego se trasladó a Estados Unidos, donde dirigió algunas películas para hablar del conflicto político que ocurría en España durante la dictadura. Llegó a México en 1945 y años más tarde se nacionalizó.
León Trotsky. El impulsor de la revolución Rusa llegó a México luego de solicitar asilo en 1936. El presidente Lázaro Cárdenas le otorgó el estatus tras las gestiones del muralista Diego Rivera, quien incluso lo recibió en su casa en la Ciudad de México junto con su esposa Frida Kahlo. Trotsky sufrió dos ataques y finalmente fue asesinado mientras trabajaba en su despacho.
José Martí. El poeta y político cubano participó en la guerra de independencia cubana que se desarrolló entre 1868 y 1878. Fue encarcelado en varias ocasiones y castigado con el exilio por el gobierno de España, por ese motivo llegó a México en 1875, pero sólo permaneció un año.
