El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador podría enfrentar una crisis diplomática en caso de que otros países rechacen los nombramientos de embajadores y cónsules realizados en este año 2022. Sin embargo, la diplomacia mexicana está preparada para que esto no sea un fuerte escándalo que ponga en peligro las relaciones bilaterales, en caso de ocurrir, consideran especialistas.
El pasado 17 de enero, la Secretaría de Relaciones Exteriores confirmó 16 designaciones para Representaciones de México en el Exterior; entre los que se encuentran: el historiador Pedro Salmerón, como embajador de México en Panamá; Carlos Miguel Aysa, ex gobernador de Campeche, a la embajada de México en la República Dominicana y Claudia Pavlovich, ex gobernadora de Sonora como cónsul en Barcelona, España.
La polémica de las últimas semanas se centró en que Salmerón ha sido denunciado por ex alumnas del ITAM por acoso sexual. Por otro lado, está el acercamiento de AMLO con los ex gobernadores priístas, gesto que ha levantado curiosidad, pues Morena requiere el apoyo en el Congreso del PRI para realizar las reformas constitucionales que el presidente considera pendientes.
Además, en semanas anteriores el presidente López Obrador anunció que propondría a Quirino Ordaz, ex gobernador de Sinaloa, como embajador de México en España. Sin embargo, el nombramiento no se ha dado de manera oficial y de acuerdo con medios como Proceso o El País, existe una demora a propósito del Gobierno de España para otorgarle el beneplácito por las críticas de AMLO hacia España.
En un encuentro con medios locales, Erika Mouynes, canciller de Panamá, se limitó a decir el pasado martes que su país ya había comunicado, de manera formal, su postura ante la designación del historiador mexicano; quien ha sido defendido por el presidente López Obrador, señalando que no existe una denuncia formal en su contra.
Nombramientos cisman en el Servicio Exterior Mexicano
“Estos nombramientos han reproducido un cisma, como cada sexenio ocurre, en el Servicio Exterior Mexicano”, explica a Publimetro Iliana R. Santibáñez, abogada e internacionalista y profesora-investigadora de Derecho Internacional en el Tec de Monterrey. “Esto ya es añejo. Existe la prerrogativa, por supuesto constitucional, del mandatario de nombrar embajadores y embajadoras. Pero muchas veces son de carácter político y le quitan la representación a quien ha entregado su vida al Servicio Exterior Mexicano”, añade.
El personal de carrera del Servicio Exterior Mexicano son hombres y mujeres que dedican su vida a la Patria y al sacrificio que implica la representación consular, respecto a la protección de nuestros connacionales en otros Estados; o al de los embajadores, referente a la defensa de la política exterior del país, indica Santibáñez.
“Esta discusión, ahora abierta por los personajes y perfiles citados, nuevamente pone a flote la discusión eterna de la cancillería donde personas que han dedicado su vida no han logrado ascender a las posiciones que les corresponde. También revive la discusión de cómo hay carreras muy cortas que están llegando a embajadores muy rápido, quitándole la oportunidad a carreras más largas, de mayor aliento o experiencia, y que no han tenido la oportunidad precisamente por la inequidad al interior de los propios nombramientos que ejerce el presidente, y por supuesto del nombramiento de políticos en estas posiciones”, añade la especialista.
Sin embargo, para Santibáñez, debe existir un equilibrio. “Si todos los que ocupan esas posiciones fuesen miembros de la Cancillería, nunca hubiésemos tenido a Octavio Paz representándonos en la Embajada de la India, por ejemplo. Pienso que la discusión debe centrarse en darle mayor oportunidad a miembros del Servicio Exterior Mexicano y, por excepción, a aquellos perfiles altamente reconocidos por su moral, reputación y contribución a nuestro país”, añade.
3 PREGUNTAS CON
Iliana R. Santibáñez, abogada e internacionalista y profesora-investigadora de Derecho Internacional en el Tec de Monterrey.
¿En algún momento ha sido rechazado un embajador propuesto por México?
Es muy difícil de acreditar que esto haya ocurrido públicamente. Es decir, la posibilidad de negar el beneplácito a un representante para ocupar un cargo diplomático en otro Estado seguramente ocurre de manera constante a nivel mundial, no sólo en México sino en otros Estados; pero como se trata de materia diplomática -donde se cuida mucho la forma para no lastimar la política bilateral que se tiene con el estado enviante o el estado acreditante- difícilmente sale a la luz.
En este caso, por el tipo de personajes políticos, y también el disgusto que ha causado en los miembros del Servicio Exterior Mexicano de carrera, ha sido más visible. Sin embargo, la prensa panameña nunca se refiere a haber negado el encargo a tal o cual representante. En todo caso, refieren haber emitido comunicación a la cancillería mexicana, pero no se sabe en qué consista.
En el caso del representante ante España, Associated Press ha desmentido el comunicado que se publicó en redes sociales, de que Quirino Ordaz fue rechazado por el Gobierno Español. Estamos en claroscuros hasta que no veamos las designaciones en el Senado.
En el proceso de consulta para designar un representante se da a un diálogo directo entre cancillerías, para no generar molestias en la política bilateral. Por eso es difícil señalar que eso ha ocurrido en los dos candidatos para representarnos, tanto en Panamá, como en España.
¿Qué elementos considera un Estado para rechazar la designación del representante de otro?
Los Estados, al momento de nombrar a sus posibles representantes, se ciñen a la convención de Viena de relaciones diplomáticas, donde precisamente se establece que se le debe solicitar al otro Estado el beneplácito. ¿En qué basan los Estados la aprobación o el rechazo de un miembro del servicio exterior -o no miembro- a estas posiciones? No sólo si es el perfil idóneo (porque eso lo determina el Estado acreditante), si no en que pueda cumplir con sus funciones sin generar molestia en cualquier Estado.
La diplomacia y su representación descansan en una teoría que se llama “Teoría del Interés de la Función”, que implica que se nombran representantes para que puedan ejercer la representación de la política exterior sin obstáculos, sin tropiezos.
Imaginemos que nosotros nombramos a un representante que es acusado frente a la justicia mexicana y que tiene que estar resolviendo juicios en este territorio. De entrada, es una persona no idónea porque no podría desahogar los asuntos de representación de México por estar, en principio, resolviendo los suyos propios. Aunque hay inmunidad que excluye de responsabilidad civil y penal, aplica en el otro territorio, no en México.
Es decir, en México seguiría abiertos los juicios que se hayan evocado en contra de esa persona y no podría cumplir con su función.
El Estado receptor no puede emitir un juicio respecto al estatus jurídico de una persona, porque no es una autoridad judicial. Lo que sí puede es decir “Oye, esta persona tiene problemas que enfrentar ante la justicia mexicana...” (recordemos que existe el principio de presunción de inocencia) “... no hay una sentencia que le haya determinado como responsable”.
Pero, si estuviera sentenciado, es evidente que ese sería el argumento más grande, por parte de una Embajada para rechazarlo.
En el caso de la mera presunción, o de las demandas en contra de un individuo que aún no han llegado a su fin para determinar la responsabilidad, el Estado receptor sí podría decir “No podemos recibir a esta persona porque estará más tiempo ocupada en sus asuntos privados que en los asuntos públicos que merece la atención de la relación bilateral”.
Siempre las relaciones a estos niveles son altamente cuidadosas de no generar una molestia innecesaria. Un Estado jamás se va a pronunciar ni va a hacer un juicio previo, sin que el propio estado mexicano, o aquél que esté enviando a alguien, haya tomado una postura.
Aún cuando la designación se realice con el debido cuidado, ¿Puede haber tensión en las relaciones bilaterales o fricciones al interior si el otro Estado rechaza el nombramiento?
No. Los Estados, antes de hacer el nombramiento, precisamente comunican el nombre al otro Estado para que haya una consulta interna entre cancillerías, de la cual nunca nos vamos a enterar.
Al haber nombrado a estos dos representantes [Quirino Ordaz y Pedro Salmerón], yo entendería que el Estado mexicano ya llevó un proceso de consulta previa para evitar que lleven una molestia entre estados, y que se pueda generar cierta molestia.
Evidentemente, si un Estado nombra a alguien sin la consulta previa, puede llevar a que le digan que no. Esto va a generar un malestar, que posteriormente puede convertirse en una especie de represalia. Ese Estado puede poner piedras en el camino y decir: “Cuando tú nombres a alguien, también te voy a negar en atención a que tú lo hiciste con mi representante”. Este juego perverso podría darse y el Estado no tiene porqué justificar por qué no quiere a tal o cual personaje, lo cual también es una prerrogativa de la diplomacia.