La revista Forbes dio a conocer quiénes son los hombres más ricos del mundo, entre los que figuran varios empresarios mexicanos, por cuatro años consecutivos, de 2009 a 2012, el ex líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán fue considerado en este lista con una fortuna estimada en mil millones de dólares, aunque esta ocasión no estaría entre los 10 más ricos de México.
De acuerdo con la publicación, la décima persona más rica de México es Carlos Hank Ron, quien tienen negocios en los sectores de las finanzas, construcción, entre otros, además de ser propietario de Grupo Hermes, su fortuna se calcula en dos mil 700 millones de dólares, por lo que casi triplica la cantidad de dinero que llegó a acumular “El Chapo”.
La primera vez que el narcotraficante ingresó a la lista de Forbes fue en 2009, cuando a nivel mundial ocupó la posición 703, con una fortuna de mil millones de dólares, producto de sus actividades ilícitas.
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La revistas consideró que Guzmán Loera fue responsable de lavar dinero para cárteles mexicanos y colombianos, cuyos cálculos oscilaron entre los 18 mil y 39 mil millones de dólares.
En esa fecha, su fortuna fue igual a la de Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, así como con Alfredo Harp Helú, dueño del equipo de beisbol Los Diablos Rojos, aunque en esta ocasión ninguno de los dos está entre los 10 más ricos de México.
Al año siguiente, en 2010, su fortuna se mantuvo en la misma cantidad, pero a nivel mundial descendió 203 posiciones, a nivel nacional ocupó la novena posición, sólo superado por el empresario Roberto Hernández y ubicándose delante de Alfredo Harp Helú.
En 2011 su dinero se mantuvo igual, pero su descenso mundial fue mayor con 400 posiciones hasta la 937, pero a nivel nacional mantuvo el décimo sitio, empatado con Harp Helú.
2012 fue el último año en el que Joaquín Guzmán apareció en la lista de Forbes, en esa ocasión de nuevo en un lugar más bajo: el mil 153 y con los mismos mil millones de dólares producto del narcotráfico.
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Dos años después su fortuna se tambaleó, pues en febrero de 2014 fue detenido por la Secretaría de Marina en Mazatlán, Sinaloa, con lo que se pensó que se ponía fin a una carrera delictiva en la que llevaba 13 años de prófugo tras su escape de la cárcel en 2001.
El narcotraficante fue internado en la prisión de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, pero julio de 2015 se fugó de esa cárcel a través de un túnel que se cavó por varios meses y que llegó hasta la regadera de su celda.
El gobierno de Enrique Peña Nieto afirmó que sería su administración la que de nuevo capturaría al capo, lo que ocurrió casi seis meses después en enero de 2016 en Los Mochis, Sinaloa; un año después fue extraditado a Estados Unidos, en donde finalmente fue condenado a cadena perpetua.
