La crisis forestal en México se exacerbó en el último lustro: de 2017 a 2021 se registraron cinco de los siete años con más superficie afectada por incendios del Siglo XXI y en 2019 las zonas críticas con presencia de ilícitos pasaron de 108 a 122. Además, esto ocurrió en un contexto de reducciones presupuestales para la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
El número más elevado de áreas forestales dañadas por quema de los 21 años previos se enlistó en 2011 con 956 mil 405 hectáreas (ha), según datos de Conafor; el segundo, tercero y cuarto en 2017 –726 mil 361 ha–, 2021 –660 mil 735 ha– y 2019 –633 mil 678 ha–, respectivamente. Después aparecen 2018 con 488 mil 162 ha, 2013 con 413 mil 216 ha y 2020 con 378 mil 928 ha.
Las estadísticas de incendios forestales de dicho órgano de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) comienzan en 1970. Desde entonces, se matriculan 14 millones 90 mil 271 ha quemadas; Jalisco –un millón 288 mil 516 ha–, Chiapas –un millón 286 mil 94 ha–, Chihuahua –un millón 207 mil 378 ha–, Coahuila –un millón 106 mil 967 ha– y Durango –un millón 68 mil 821 ha– son los estados con la mayor cifra de superficie afectada.
Respecto a las zonas críticas forestales, territorios con procesos graves de deforestación debido a delitos ambientales, de 2009 a 2018 la Semarnat reconoció 108, un año después se identificaron 14 más.
Los ilícitos observados en estos sitios son tala clandestina, lavado de madera, sobreexplotación de los recursos, incumplimiento de programas de manejo, cambio de uso de suelo, extracción de madera sana, incendios provocados y delincuencia organizada, de acuerdo con información de la dependencia presidida por María Luisa Albores.
En la actualidad, las entidades federativas con más zonas críticas forestales son Veracruz con nueve, Guanajuato y Jalisco con siete y Chiapas, Estado de México, Puebla y Querétaro con seis. En promedio, al año se registran 212 mil 834 hectáreas deforestadas.
Con la crisis forestal no solo se pierde madera, sino también miles de especies vegetales y animales, señaló en entrevista Carlos Álvarez Flores, presidente de la organización México, Comunicación y Ambiente. También daña el ciclo del agua e incrementa el calentamiento global, abundó, pues los ecosistemas ‘verdes’ son reguladores climáticos e hídricos.
La problemática es un tema federal, no obstante, todas las administraciones han sido indiferentes con el medio ambiente, agregó el especialista. Además, dijo, la situación se agrava porque no hay coordinación entre los tres órdenes de gobierno a la hora de atender una emergencia de dicha índole.
“Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña y López Obrador, todos ellos no han comprendido la importancia de la protección de los bosques, selvas, matorrales, pastizales, que son parte fundamental de la vida de los ecosistemas y del agua. Si no tenemos cubierta vegetal no tenemos agua y esto se convierte en desierto”, aseveró Álvarez Flores.
Semarnat ‘tala’ los recursos
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales redujo, en los últimos cuatro años, el porcentaje de sus recursos económicos destinados para la Conafor. En 2018 le otorgó el 10.6% de sus fondos –lo equivalente a tres mil 991.3 millones de pesos (mdp)–, en 2019 bajó la cantidad al 8.9% –dos mil 765.2 mdp.
Para 2020 la asignación disminuyó al 8.6% de su capital –dos mil 586.2 mdp–; en 2021 le entregó el 7.5% –dos mil 362.3 mdp–. El decremento más acentuado se observó en lo aprobado para 2022: solo el 5.9% de su dinero total –dos mil 440.9 mdp.
Cabe destacar que desde 2005 la Semarnat no dedicaba menos del 10% de sus recursos para la Comisión Nacional Forestal. En ese ejercicio le autorizó 8.2% –dos mil 20.1 mdp– de su erario, de acuerdo con información del Presupuesto de Egresos de la Federación.
La Conafor tiene los instrumentos de política pública necesarios para atender la pérdida de cobertura forestal y su conservación, sin embargo, no cuenta con el suficiente recurso económico para operar acciones que limiten y atiendan la crisis, indicó a Publimetro José Morales, miembro de la organización Iniciativa Climática de México.
Históricamente, en nuestro país no se les da a los ecosistemas forestales el valor meritorio, agregó el biólogo, debido a un añejo desinterés político, lo cual se refleja en las asignaciones presupuestales.
“El presupuesto es un termómetro clave de a qué le estás dedicando más interés. En el actual gobierno federal, bienestar social es el ramo que más ha incrementado y es por la lógica de su administración. Si el gobierno federal pensara que el bienestar social no solo depende de subsidios, sino también del bienestar y fluir de los ecosistemas forestales, tendríamos otra forma en la distribución del presupuesto de la federación”, apuntó el ambientalista.