La vulnerabilidad alimentaria, comprendida como el agudo decremento en la disponibilidad de comida, y el ambiente obesogénico, entendido como las condiciones del entorno que favorecen la malnutrición, son una amenaza en México, la cual va en aumento y trae consigo una crisis.
De acuerdo con la Medición de Pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, en 2016 la carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad alcanzó a 26.5 millones de mexicanos; para 2018 la cifra incrementó a 27.5 millones. En el último registro, efectuado en 2020, llegó a 28.6 millones de personas.
Por ello, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió a México que de no hacer frente al potencial crecimiento de la vulnerabilidad alimentaria su impacto negativo sobre el bienestar, salud y nutrición dejará marca en el futuro de las familias.
Se han logrado avances muy importantes en la materia, pero aún se tienen muchos retos; por ejemplo, la mala nutrición por deficiencia y por exceso, señaló a Publimetro el doctor Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (Cinys), del Instituto Nacional de Salud Pública.
La situación actual no es una crisis, sino uno de los problemas de mayor relevancia en México, agregó el funcionario. Sí hay solución, no obstante, preocupa debido a que más de 14 de las principales causas de mortalidad y de hospitalización se relacionan con la mala alimentación, aseveró.
“Se puede considerar que enfrentamos una epidemia de enfermedades crónicas y de mala nutrición, que genera gastos muy importantes para el país. De alguna manera, esto es un reto que se debe afrontar con mucha decisión y haciendo políticas, campañas de prevención, tratamiento; entonces, sí es uno de los principales retos de salud pública del país”, dijo Simón Barquera.
México es la nación con mayor obesidad infantil a nivel mundial –38% de los niños de 12 a 24 meses padecen anemia y 36% de los menores en edad escolar sufren sobrepeso y obesidad –, según datos de la ONU. En el rango de los adultos es el segundo.
Si hay ambiente obesogénico, hay crisis alimentaria
En territorio mexicano existe un ambiente obesogénico, el cual se refleja en la oferta de la comida: los alimentos ultraprocesados se encuentran en varios puntos de venta; por el contrario, conseguir alimentos saludables requiere un recorrido de mayores distancias, explicó en entrevista Paulina Magaña, coordinadora de la Campaña de Salud Alimentaria en la asociación El Poder del Consumidor.
La crisis alimentaria se evidencia cuando en un lugar o en un país hay un ambiente obesogénico, abundó la especialista. En 2016, el Centro Nacional para la Prevención y Control de Enfermedades emitió una alerta epidemiológica por la mala alimentación de los mexicanos.
Los productos ultraprocesados tienen altas cantidades de azúcares, grasas saturadas, calorías o sodio, por ello representan un riesgo para la salud cuando se consumen en exceso, advirtió Paulina Magaña. Y además de ser los más disponibles, agregó, son de bajo costo y cuentan con mucha publicidad.
“La opción natural es más económica, sin embargo, yo no puedo comprar papas naturales en la esquina de mi casa; pero sí hay al alcance una tienda en donde puedo acceder a una bolsa de papas fritas. La diferencia radica en qué tanto me debo desplazar o qué tanto esfuerzo debo hacer para conseguir los alimentos”, indicó la integrante de El Poder del Consumidor.
El 59.1% de los hogares mexicanos se encuentra en algún tipo de inseguridad alimentaria; el 20.6% de estos aparecen en el grado de moderada y severa, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020.
Toda la población afectada con esta problemática se ve perjudicada por la triple carga de malnutrición: desnutrición, carencias en micronutrientes y sobrepeso u obesidad. Cabe destacar que en las en zonas rurales se observan las mayores proporciones de hogares con inseguridad alimentaria moderada y severa –28.8%.
Para atender la situación alimentaria de México se necesita regular la disponibilidad de comida ultraprocesada, principalmente en las escuelas, porque ahí es donde los niños tienen un mayor aumento de obesidad, apuntó Paulina Magaña. También se requiere reglamentar la publicidad para que no se dirija a menores y subir los impuestos de las de las bebidas azucaradas, dijo.
“Es muy difícil recuperar los años perdidos en la falta de acciones; o sea, sí se implementan algunas estrategias, como el etiquetado frontal de advertencia que informa de manera más clara a los consumidores, sin embargo, no es la única medida, se debe seguir impulsando acciones encaminadas a disminuir estos problemas”, subrayó.
Preparan una ley adecuada
El pasado 26 de abril, las comisiones unidas de Estudios Legislativos Segunda y de Bienestar y Desarrollo Social del Senado de la República aprobaron una iniciativa para crear la Ley General de Alimentación Adecuada, la cual tiene el propósito de reglamentar el derecho humano a la alimentación.
Entre los temas abordados por esta ley destaca el establecimiento de los principios para la promoción, respeto y garantía social de la salud en materia alimentaria; el fomento de la producción, abasto, distribución y consumo de alimentos inocuos, nutritivos y de calidad; y el fortalecimiento de la autosuficiencia y la sostenibilidad alimentaria, explicó a este medio María Leticia López Zepeda, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo.
“Hay condiciones previas dadas de pobreza, malnutrición y desnutrición en México por actos de consumo, por malos hábitos y por todas las políticas que se han venido llevando, mismas que destruyeron la economía familiar, los alimentos regionales y los consumos nacionales”, aseveró.
Se requieren medidas inmediatas, urgentes, integrales y de corto, mediano y largo plazo para mejorar las condiciones alimentarias del país, concluyó López Zepeda. Asimismo, abundó, se necesita una revisión integral del presupuesto, con base en la legislación y las políticas públicas de los programas que se llevan a cabo en el campo mexicano.