El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador está encaminado para ser el más letal para los periodistas de México. ¿La razón? Además de que el año 2022 ha sido el año más letal para comunicadores, cada vez está más cerca de igualar o superar el número de asesinatos de comunicadores ocurrido durante el sexenio de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con la empresa de consultoría política TResearch International, durante el sexenio del presidente López Obrador se han asesinado a 39 periodistas, mientras que en el sexenio de Enrique Peña Nieto fueron 47 y en el de Felipe Calderón fueron 48. Durante el gobierno de Vicente Fox se asesinaron a 22 periodistas.
De esos 156 periodistas asesinados hasta el momento (2001-2022), 142 han sido hombres y 14 mujeres. Los asesinatos de comunicadoras han ocurrido de la siguiente manera: una en el sexenio de Fox, cinco en el de Calderón, tres en el de Peña Nieto y cinco en la actualidad.
Además, desde el año 2001, cinco entidades federativas concentran el 57.06% de los asesinatos de periodistas (89 de 156), que son: Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chihuahua y Tamaulipas.
Choque de cifras en el asesinato de periodistas
Dependiendo el conteo, México ya superó o está por superar los 12 asesinatos de periodistas de 2017, el peor año para el gremio en las últimas dos décadas.
Hasta la mañana del pasado 11 de agosto, el informe Cero Impunidad, presentado como un ejercicio de transparencia por el subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía, sólo consideraba 11 asesinatos como periodistas, pues existían dos comunicadores que, además de su actividad en el medio, tenían otros oficios como fuente de ingresos.
Durante los narcobloqueos ocurridos la noche del pasado 11 de agosto en Ciudad Juárez, Chihuahua, murieron cuatro trabajadores de la estación de radio Mega Radio Networks, que fueron Allan González, locutor del programa radial Switch 105.9 FM; Lino Flores, del área de Promociones; Armando Guerrero, gerente de Operaciones, y Alex Arriaga, guardaespaldas.
El pasado 16 de agosto se encontró el cuerpo del reportero Juan Arjón, en San Luis Río Colorado, Sonora, quien había sido reportado como desaparecido desde el 9 de agosto.
“Existe honda preocupación por la grave tendencia de ataques contra periodistas en el país”, expresó Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la ONU-DH, el pasado 1 de julio, tras el asesinato de Antonio de la Cruz en Tamaulipas.
“Es un recordatorio de la urgente necesidad de abordar esta situación de la manera más sistémica posible, desde la necesidad de reconocer públicamente la labor fundamental que ejercen las y los periodistas en todo estado de derecho, hasta la lucha contra la impunidad. Los perpetradores deben recibir el claro mensaje que no acallarán la verdad con violencia contra periodistas y que serán castigados conforme a la ley. Es fundamental el actuar oportuno y efectivo de las autoridades ante estos terribles hechos, para avanzar en la garantía del libre ejercicio de la libertad de expresión”, añadió
4 PREGUNTAS CON
Juan Carlos Piña; Profesor de derecho penal del Tecnológico de Monterrey, campus Querétaro
El sexenio del presidente López Obrador se perfila para ser el más letal para periodistas. ¿Qué implica que esta tendencia siga al alza y qué mensaje se envía con ello?
Efectivamente, parece que es una tendencia que va a la alza. En lo que llevamos de la Administración Pública Federal van 39 periodistas asesinados, frente a 48 de todo el sexenio de Felipe Calderón. Creo que es una cifra alarmante, sobre todo porque marca una tendencia aún cuando existen leyes que protegen a los periodistas y a los defensores de derechos humanos.
México es considerado como uno de los países que no están en guerra, más peligrosos para ejercer esta profesión. Lamentablemente no es sólo de los últimos sexenios, sino que ya es una cifra que viene marcada desde el 2010, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos publicó el informe especial sobre la libertad de expresión y México ha identificado como bastante peligroso el ejercicio de esta profesión.
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Aunque se promete cero impunidad, la realidad es que más de 90% de estos asesinatos quedan sin castigo, según expresó en diciembre el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encina. ¿Cómo revertir esta situación o cómo enfrentarse a ella aún con el panorama adverso?
Primero que nada, yo considero que esta sección de la mañanera se ha vuelto un espacio para un reclamo social, por parte de quienes ejercen esta profesión.
Es cierto que hay alto grado de impunidad, pero antes de hablar de cómo combatir ese fenómeno, creo que tenemos que poner énfasis en la prevención. Es decir, que los mecanismos de protección a periodistas y defensores de derechos humanos sean mecanismos efectivos.
Es necesario fortalecer a los sistemas de justicia, desde la investigación del delito hasta la estricta aplicación de la ley, a quien se vea involucrado.
Lo importante es garantizar que derechos humanos, como la libertad de expresión, puedan ejercerse de manera libre y pacífica.
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Actualmente no hay un concierto de cuántos periodistas han sido asesinados, porque las autoridades señalan no tener evidencia de periodistas que se dedicaban a otros oficios. ¿Considera que esta descategorización se puede interpretar como una especie de maquillaje de cifras?
Absolutamente. Se trata de una vida humana pero justificar que se dedicaba a otra actividad implica no acrecentar las cifras y no presentar la gravedad del hecho.
¿Qué evaluación tiene del Mecanismo para Proteger a Periodistas y cómo se puede mejorar para evitar el peor escenario?
Considero que, en primer lugar, se debe hacer un trabajo de difusión e informar a quienes ejercen un mecanismo por parte del gobierno para proteger y desarrollar esta función.
También debe haber un tema de sensibilidad y no esperar a que agredan a un periodista para verificar que, efectivamente, existe un riesgo potencial. No a todos los que solicitan protección del mecanismo se los otorgan.
Estos mecanismos han hecho que exista una protección efectiva del Estado, de suerte que puedan desarrollar sus actividades de manera libre y sin temor, por lo que es importante que tengan efectividad en su aplicación.
