Los sacerdotes en México son asesinados y difamados posterior a su muerte. Una vez que los religiosos son levantados o desaparecidos se viralizan en redes sociales contenidos que los involucran en cuestiones de pederastia, alcoholismo y narcotráfico.
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Se trata de ejércitos de bots y troles en plataformas como Twitter y Facebook que difunden oleadas de noticias falsas sobre los párrocos que son víctimas de desapariciones forzadas o, en el peor de los casos, fueron ultimados por integrantes del crimen organizado y otros grupos como empresariales y partidos políticos.
El Centro Católico Multimedial (CCM) confirmó que esto se volvió un modus operandi principalmente contra representantes de la iglesia que son reconocidos en sus comunidades por su fuerte activismo y que tienen una fuerte influencia entre los feligreses de la zona.
“Hay una nueva persecución contra la iglesia, podemos decir que ahora es hostigamiento y acoso a un nuevo nivel. Los padres son los que más sufren de esto. Te puedo decir que 80% de los asesinatos de los religiosos son por parte del crimen organizado y posterior a ello se les difama. Es casi una regla en estos momentos”, reconoció el CCM.
En una revisión a diversas cuentas que lanzan ataques coordinados contra párrocos en el país — de enero de 2019 a junio de 2022— se constató —a través de la plataforma Hoaxy— que la mayoría de los usuarios que promueven este tipo de contenido son falsas o de reciente creación.
Los estados donde se promueve este contenido que incita al odio en contra de los representantes de la iglesia son principalmente Michoacán, Guadalajara, Monterrey y algunos municipios de Guerrero. También se ha detectado en algunas alcaldías de la capital mexicana.
El reporte señala que la mayoría de las cuentas que utilizan el hashtag o las palabras ‘sacerdotes’, ‘párrocos’, o ‘líderes religiosos’ se activan una vez que se reporta la desaparición de un clérigo o es señalado por una situación en cuestión de política o su labor pastoral.
Así sucedió tras la muerte de los dos jesuitas en junio de este 2022, cuando se activaron diferentes campañas, donde se acusó a pastores de diferentes parroquias de ser “generadores de odio”, “ser pederastas”, e incluso de jugar doble rol y pertenecer a cárteles de la droga como La Familia Michoacana, Jalisco Nueva Generación y Guerreros Unidos.
“Son cuentas coordinadas en redes sociales que se crean solo con ese objetivo, es algo inusual que no habíamos visto jamás contra sacerdotes y que ahora se dispara cada vez que muere un clérigo o alguien de la estructura religiosa.
Lo que aquí debe de llamar la atención es que este tipo de movimientos o ataques cibernéticos requieren de presupuestos para tener a personas lanzando este tipo de mensajes de odio o generando pautas para que se llegue a un sector más grande de la sociedad”, precisó Genaro Espinosa, especialista en ciberseguridad de la UNAM.
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En tanto, Miguel Aguilar Manríquez, vicario parroquial de la iglesia San José de los Obreros, en la alcaldía Iztacalco, Ciudad de México, sostuvo que usar el hábito, la sotana o cualquier prenda que distinga a una persona como integrante del ejercicio sacerdotal en la actualidad es sinónimo a ataques de todo tipo; prueba de ello, agregó, fueron las transmisiones que realizaron a su feligresía durante la emergencia sanitaria por Covid-19, en donde modificaron y alteraron varios de los videos con el objetivo de generar una percepción falsa de lo que se había dicho durante la misa.
“Somos un sector más de la sociedad, aunque la diferencia es que tenemos una injerencia sumamente importante entre los habitantes que rodean y asisten a una iglesia. Somos objeto de todo tipo de ataques, hasta de fake news que buscan desprestigiar nuestro trabajo y nuestra labor pastoral”, acusó.
Iglesia sufre por falta de credibilidad
Académicos de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México coincidieron en que los obispos, cardenales y párrocos, al igual que otros actores de la sociedad en México, están inmersos en un contexto de violencia y son vulnerables frente a grupos delincuenciales o del crimen organizado, por su acción a favor de las comunidades.
“Son blanco constante de amenazas, hostigamiento y, por supuesto, no sorprende que ahora los busquen desprestigiar por medio de las redes sociales y de noticias falsas”, afirmaron en un comunicado ante el alza de ataques por el crimen organizado en este año.
Al respecto, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lanzó un llamado a todos los templos del país a celebrar misas por los sacerdotes asesinados y todas las víctimas. Esto debido al recrudecimiento de la violencia que viven sus feligreses y representantes de la iglesia.
“Los obispos mexicanos nos dirigimos como pastores de la comunidad católica, al pueblo de México con profunda preocupación por la creciente violencia que sufre nuestro querido país y con una gran tristeza por la pérdida de miles de vidas inocentes que llenan de luto a familias enteras.
El crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”, insistió el Episcopado Mexicano.
Roberto Medina Anaya, vicerrector de Bienestar y Formación de la Universidad La Salle
¿Cuándo?
En septiembre de 2016 el sacerdote católico José Alfredo López Guillén fue hallado muerto en un paraje de la carretera Puruándiro-Zináparo; sin embargo, posterior a su muerte, el padre el sacerdote fue relacionado con temas de narcotráfico por el gobierno del estado y actos de pederastia en ese entonces.
Los 7 sacerdotes asesinados en México en manos del crimen organizado.
- En 2019, el padre José Martín Guzmán Vega fue asesinado el 23 de agosto en la comunidad de Cristo Rey de la Paz, de la diócesis de Matamoros, Tamaulipas.
- En 2021 se reportaron los asesinatos de tres sacerdotes en los estados de Guanajuato, Morelos y en los límites de Durango y Zacatecas.
- Mientras que fray Juan Antonio Orozco Alvarado cayó víctima de un fuego cruzado, el 12 de junio de 2021, junto con otras personas que le acompañaban.
- A esto se suman el asesinato de los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, en un templo de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua en este 2022.
Dato:
- 55% de los sacerdotes asesinados fueron víctimas de señalamientos de pederastia o de tener problemas con el alcohol tras su muerte de 2019 a 2021, precisó el CCM.
Así lo dijo:
H. Roberto Medina L. Anaya, vicerrector de Bienestar y Formación de la Universidad La Salle
“Impresionados estaban Juan Bautista De La Salle y sus primeros Hermanos por el desamparo humano y espiritual “de los hijos de los artesanos y de los pobres”; impresionado estaba junto con toda la comunidad jesuita el padre Luis Gerardo Moro cuando dio a conocer la noticia de sus Hermanos asesinados en la Sierra Tarahumara; impresionado estaba el Papa Francisco cuando exclamó “¡cuántos asesinatos en México!”; impresionados estamos todos los mexicanos por el nivel que ha alcanzado la delincuencia y la impunidad en nuestro país, especialmente cuando se dirige hacia mujeres y hombres que, a la luz del Evangelio, inspiran al servicio y entrega en favor de los más desprotegidos como es el caso de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar entre muchas otras personas inocentes y religiosos que han fallecido a causa del crimen y la violencia en nuestro país”
“La realidad que hoy estamos viviendo en México, nos mueve como comunidad universitaria lasallista a unir nuestra voz a la de millones de personas, que todos los días claman y trabajan por la paz y la justicia en nuestro país y a generar una reflexión que tenga consecuencias en el campo de la vida social, política y por supuesto educativa, pues como lo ha afirmado el Papa Francisco, todos estamos llamados a ser artesanos de la paz”.
“Para alcanzar este cometido, la preocupación por el prójimo debe ser el eje central de nuestras decisiones colectivas; hoy es primordial atender decididamente a quienes no disfrutan de las condiciones mínimas de vida y seguridad y trabajar para reconstruir el tejido social”
“El mundo es un don inmerecido, una realidad bella y plural que procede de Dios como expresión de su grandeza, un espacio maravilloso que nos es otorgado para escenificar la humana aventura; a nosotros pues, corresponde admirarlo y agradecerlo, pero sobre todo cuidarlo en todos los sentidos para poder entregarlo a nuestros jóvenes que son la siguiente generación”
“Hacer conciencia de las atrocidades cometidas contra la humanidad y de los devastadores daños causados en nuestro entorno han de ser motivo para meditar a fondo sobre nuestras decisiones a favor de la construcción de un mundo más humano y más fraterno”
“Un mundo donde las condiciones de vida sean aptas para el desarrollo y bienestar de todos los seres humanos; sobre todo de los más frágiles y vulnerables. El progreso social y moral de la humanidad es incompatible con políticas excluyentes que no garanticen los derechos y la dignidad de toda persona independientemente de su credo, raza u origen”
“Cuando hablamos de responsabilidad social universitaria no significa solamente responder coherentemente de nuestras decisiones, asumir los actos realizados libremente y enfrentarse a sus consecuencias. Es atender, como lo han hecho a lo largo de la historia innumerables sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos comprometidos, a la llamada de los seres vulnerables que imploran atención, disponibilidad y respuesta; en suma, sentirse responsable del clamor del indigente, la queja de la víctima inocente, la soledad del joven sin oportunidades”.
“Esta responsabilidad nos exige tratar dignamente al niño, al joven, a la mujer, al hombre y al anciano sin olvidar que cada una, cada uno son fines en sí mismos como nos recuerda el Magisterio de la Iglesia. El impulso que nos mueva al cuidado de los demás y el deseo de velar por las generaciones futuras no debe proceder nunca del temor, sino por un anhelo de paz y bienestar, debe venir del amor.
“¿Es esta una utopía alcanzable? Yo quiero creer que sí; que la razón humana, empujada por el amor incondicional latente dentro de toda persona, puede renovar esta confianza en la humanidad y avanzar en la pacificación del mundo. El testimonio de nuestros hermanos jesuitas y de los muchos sacerdotes que han entregado su vida al servicio del pueblo de Dios debe movernos a buscar incesantemente caminos de paz, reconciliación y justicia”.
