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México pierde importantes oportunidades por no regular productos de cannabis: Raúl Elizalde

El país podría ser potencia en temas como el uso industrial del cáñamo, pero la falta de regulación ha bloqueado esa oportunidad

Los tabúes y la desinformación, en ocasiones alimentada desde las instituciones, han provocado que México se retrase ante la regulación de los productos derivados de la cannabis, explica a Publimetro, Raúl Elizalde, CEO de HempMeds y fundador de “Por Grace A.C”, quien fue la primera persona en conseguir un amparo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que su hija, Grace, recibiera un tratamiento de cannabis medicinal.

P: ¿En dónde estamos en México en temas de regulación de los productos de cannabis?, ¿Qué si se puede y qué no se puede?

El tema de la cannabis medicinal (CBD, THC) realmente nace desde 2015, con el caso de mi hija Graciela Elizalde de Benavides, que tiene epilepsia y que la única manera que nos quedaba de tratamiento era intentar con cannabis, en específico, tratar con CBD.

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En 2015 no era posible, por medio de la ley. Esto no existía, prácticamente. Los cannabinoides -en específico el THC- estaba prohibido. En 2017 cambia la ley y se le reconocen beneficios terapéuticos al tetrahidrocannabinol -o THC- que es el compuesto psicoactivo de la planta.

La planta tiene más de 200 compuestos, y de todos esos, solamente uno es psicoactivo. Todos los demás no son nocivos para la salud, no causan ningún problema para la salud. El THC sí.

En 2016 se empieza a importar CBD a México, antes de que cambiara la ley, cuando aún estaba Mikel Arriola en Cofepris, y se empieza a importar porque el CBD no se encuentra en la lista de sustancias controladas. Se permite la importación de productos que tuvieran única y exclusivamente CBD.

A partir de 2017, en teoría, se permiten productos cualquier cannabinoide, incluido el THC.


A finales de 2018 se publican unos lineamientos que competen para el uso médico, pero también para el uso industrial, que ya está previsto en la Ley General de Salud con las reformas del 2017. Con esos lineamientos varias empresas pudieron obtener permisos para algunos productos. Pero, cuando cambia el gobierno, el nuevo Cofepris revoca estos lineamientos y se queda prácticamente con la Ley General de Salud, pero se queda sin una reglamentación.

Al no tener una reglamentación, acuden a lo general, pero hay un amparo que jurídicamente se va a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La SCJN resuelve y obliga a Cofepris -y a la Secretaría de Salud- a publicar un reglamento, que se publicó de manera forzada en enero de 2021.

Pero, como el amparo iba única y exclusivamente para el uso medicinal, en este reglamento solamente se regulan los usos medicinales y se deja de lado a los usos industriales.

¿Qué es lo que tenemos hoy en día en México en la regulación? ¿Qué se puede, que no se puede, en dónde estamos parados?

Tenemos una ley, desde 2017, que reconoce los beneficios terapéuticos del cannabis medicinal, que le reconoce propiedades terapéuticas a un compuesto, que es el psicotrópico THC. Antes no y no se podían elaborar medicamentos. Hoy en México se pueden elaborar medicamentos con THC.

Tenemos un reglamento que, en teoría, permite la elaboración de cualquier medicamento con cannabinoides incluido, el THC. ¿Qué es lo que ha pasado con ese reglamento? La realidad es que no ha pasado nada, porque no se ha podido -hasta el día de hoy- registrar ningún producto como medicamento. Esa es la problemática.


Por otro lado, varias empresas han hecho litigios, prácticamente, estratégicos y trabajo jurídico para que se les reconozca lo que en la ley ya se establece como usos industriales.

La realidad es que, hoy en día, estamos en un enorme área gris. Por un lado, tenemos leyes que permiten el uso medicinal de la cannabis, pero no tenemos ningún producto medicinal de la cannabis. ¿Qué es lo que está pasando? Bueno, algo está fallando en ese proceso.

La ley es una ley que no es perfecta -y no hay leyes perfectas- pero, a pesar de no serlo, parece que es imposible de cumplirse para poder tener acceso a estos productos como medicamentos. Entonces, tenemos una ley que no está funcionando.

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Por otro lado, tenemos reconocimiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de que se puede comercializar, que se puede sembrar y hay un proceso ahorita jurídico para poder llegar a la siembra en México de esos productos.

Tenemos también el reconocimiento de que el CBD no es un producto psicotrópico y los permisos que se hicieron en aquel entonces también lo establecían de esa manera. El CBD no es una molécula psicotrópica, ni representa realmente un peligro para la salud. A diferencia del THC, que no podría ser encontrado en suplementos, en cosméticos, en alimentos, porque al final sí es un psicotrópico.

P: ¿Se está perdiendo una gran oportunidad por estar en esta área gris?

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Sin duda alguna se está perdiendo una gran oportunidad en el país. En el año 2016-2017 había un boom de este tipo de productos, sobre todo en el mercado más grande del mundo, que es -todavía- Estados Unidos.

En ese momento nosotros decíamos: “Ahorita estamos en el momento perfecto de regular el tema del cannabis” y no hablábamos del tema de la marihuana, hablábamos del tema del cáñamo. Decíamos: “Vamos a regular el cáñamo -el cual no representa un peligro para la salud, no es marihuana- porque en Estados Unidos viene un auge de este tipo de productos”.

El auge en Estados Unidos desgraciadamente ya llegó a su pico y, en México, desaprovechamos esa oportunidad de convertirnos en transformador y maquila de este tipo de productos, y en la siembra de cáñamo industrial. Desaprovechamos eso.

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Hoy todavía estamos en muy buena oportunidad, pero cada año que nos estamos tardando estamos perdiendo una ventaja valiosa contra otros países.

Por ejemplo, en Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó The Farm Bill, un decreto por el cual hicieron esa diferencia jurídica entre el cáñamo y la marihuana, y se vino este boom del cáñamo en 2020.

México está perdiendo esa oportunidad, porque el cáñamo se está sembrando en casi todos los estados. Texas, que es un estado conservador que no tiene políticas favorables para la marihuana, es uno de los principales sembradores de cáñamo. Florida, Arizona, Carolina del Norte... todo Estados Unidos está sembrando cáñamo.

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Cuando en México empecemos a tener estas leyes, vamos a estar en una situación no muy favorable y vamos a batallar para competir con nuestros vecinos del norte. No nos vaya a pasar como con el maíz, que sale más barato importarlo que sembrarlo.

P: El Gobierno de México tiene una campaña para jóvenes llamada “Si te drogas, te dañas”, donde habla de las consecuencias del consumo de cannabis pero no hace diferencia entre usos medicinales, terapéuticos, industriales ni nada. Incluso, confunde THC y CBD.

Pues, es parte del desconocimiento y qué pena que, teniendo personas capaces dentro del gobierno, tengamos esta desinformación.

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Es una realidad que en México hay mucha gente que comercializa productos que dicen ser CBD y no lo es, trae THC. ¿Por qué pasa esto? Porque no tenemos una regulación en el mercado y porque la gente se está yendo al mercado negro a adquirir estos productos.

No tenemos laboratorios para poder hacer esos análisis en México. No existen procesos de extracción de calidad en la mayoría de los lugares y las personas que lo hacen, no tienen conocimiento porque la industria es clandestina.

Eso es lo que pasa cuando tienes una industria clandestina. Yo no dudo que la mayoría de los productos que se venden en México como CBD, contengan marihuana. No lo dudo. No deberían de tenerla, pero no dudo que esto pase y esa es una problemática.

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Eso es parte de la desinformación que genera el no tener una regulación adecuada. Confundimos productos de marihuana con productos de cáñamo, confundimos un gotero de THC con un gotero de CBD. Es completamente imposible que alguien se drogue con CBD.

P: Es el tabú al que se han tenido que enfrentar ustedes...

Desde que tenemos la asociación “Por Grace”, creada en 2016. Es la primera asociación relativa a cannabis medicinal. Y esa es nuestra principal labor. A veces es difícil porque existe ese tabú, esta barrera. Cuando tú hablas de cannabis, inmediatamente viene el estigma del cigarrillo y ese estigma viene desde las campañas de gobierno, realmente.

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A veces es difícil hablar estos temas por el gran tabú que existe, pero la realidad es que hablar de cáñamo debería ser algo de lo más normal. Y, al hablar de CBD y de THC, deberían de mantenerse como dos cosas completamente diferentes.

El THC es un producto que sí necesita control y que es un psicotrópico, contra el CBD, un producto que puede ser una excelente herramienta terapéutica y que puede ser utilizado hasta como un neuroprotector, y que se puede considerar como un suplemento alimenticio.

P: Hablando de los usos medicinales del cannabis, ¿Hacia dónde ha avanzado la investigación científica?

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Desde 2019-2020 ya existen medicamentos registrados por la FDA en Estados Unidos específicamente para epilepsia refractaria, que está comprobadísimo que funcionan.

Cuando nosotros iniciamos este tema en 2015, el gobierno que nos contestó nos decía: “Grace no tiene derecho a probarlo, porque todavía no es 100% seguro que funcione”. Y nosotros decíamos: “Es que no necesitamos un 100% de seguridad. Con que existan elementos favorables y estudios que nos digan que ella puede ser candidata, y que puede ser benéfico, quisiéramos tratarlo”.

Bueno, hoy en día, ya existen esos estudios y ya está comprobado, científicamente, que el CBD ayuda en la epilepsia. Pero no solamente en esa enfermedad, que es donde se ven más beneficios específicos. Es prácticamente para cualquier enfermedad o condición neurodegenerativa.

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El CBD es un neuroprotector. No es que el CBD te vaya a curar la epilepsia, pero te va a ayudar a tener una mejor calidad de vida y a regular el sistema nervioso central. Si bien en Estados Unidos se considera un medicamento, puede también caer en la condición de un suplemento, de un remedio herbolario, de un remedio botánico terapéutico, porque no necesariamente es el medicamento que cura y trata esa enfermedad, sino que es un producto que puede ser un neuroprotector.

P: Has llevado tu trabajo por la cannabis medicinal a Estados Unidos y a otras partes del mundo, ¿Cómo es el panorama fuera de México?

Los latinos nos solidarizamos ante el dolor ajeno y cuando vemos a alguien sufriendo, tratamos de ayudarlo. Creo que los gobiernos en Latinoamérica han visto eso y han cambiado muchísimo. Creo que en casi toda América tenemos ya una regulación, de algún tipo, sobre cannabis medicinal.

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Nosotros tenemos la oportunidad de trabajar en mercados como Brasil o Argentina y vemos cómo estos productos les están cambiando la vida.

Algunos países iniciaron junto a nosotros, como Brasil, y hoy nos sacan años luz. Argentina inició después que México y ya tienen el registro de varios productos. Paraguay, que inició después que nosotros y que es un país pequeño, ya tiene un proyecto para siembra de cáñamo industrial y ya tiene medicamentos dentro de las farmacias.

En América Latina, casi todos los países tienen una regulación de cannabis: Colombia, Panamá, Costa Rica, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay ni se diga, que es de los que empezaron con el tema recreativo.

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Esto está cambiando, y en México también. Lo que necesitamos es que exista voluntad política. Si quieren sacar un reglamento para tener un producto disponible para la mayoría de los mexicanos, que les pueda funcionar, creo que es importante que el gobierno se reúna con la industria porque, si queremos regular sin escuchar a las partes, no vamos a tener una buena regulación.

Al contrario, vamos a hacer regulaciones muy malas, porque no no podemos pedir que el gobierno conozca todo. O sea, el gobierno tiene que apoyarse en las empresas y en las personas que tienen conocimiento sobre esta industria.

P: ¿Cuáles son los principales pendientes a resolver en México en el tema de cannabis? Especialmente porque hay quienes se aprovechan de esa área gris...

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Sí [se aprovechan], y para mal. Yo entiendo muy bien la preocupación que existe desde Presidencia, y entiendo perfectamente la preocupación que existe en Cofepris y en la Secretaría de Salud del uso de la marihuana. Por eso creo que se debe de regular.

También tendríamos que entender las diferencias entre los usos industriales del cáñamo, donde podríamos ser una potencia, para diferentes tipos de productos. No solamente medicamentos, sino alimentos, textiles, biocombustibles, plásticos, construcción con cáñamo.

Hay infinidad de usos cuyos proyectos siguen hoy sin poder avanzar porque existe el estigma negativo de la cannabis para uso adulto. No queremos separar el cáñamo de la cannabis, ni el cáñamo de la marihuana.

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P: Incluso se podría armonizar con lo que Estados Unidos y América Latina han avanzado...

Exactamente. Ahora, si no quieren regular el uso adulto -que ya está reconocido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación e incluso existe una declaratoria de inconstitucionalidad-, está bien… pero, vamos mínimo a ponernos a la par de Estados Unidos en relación al cáñamo industrial.

En realidad no existe una problemática con el CBD, a pesar de que de repente salen estudios o noticias. La realidad es que, en Estados Unidos, el cáñamo es bien visto y no hay problema con eso, a diferencia de otros compuestos como el THC.

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P: Finalmente, ¿Cómo está Grace?, ¿Qué corte de caja puedes darnos después de todos estos años de lucha?

Cuando iniciamos Grace tenía 8 años. Hoy Grace va a cumplir 16 años, o sea, ya pasaron otros 8 añitos.

Y pues, Grace, está muy bien. Nos ha ido muy bien. Ha cambiado su calidad de vida completamente. Convive más con sus hermanas, convive más con nosotros, podemos sacarla a un restaurante sin el miedo a que le dé una crisis convulsiva y caiga y se golpee en una mesa. Realmente a nosotros nos cambió todo.

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Cuando iniciamos sabíamos que podía o no funcionarle, pero también sabíamos que ella tenía ese derecho a tratarlo. Hoy estamos completamente seguros que fue la decisión correcta y hemos visto como la calidad de vida de nuestra hija, ha cambiado. Es otra niña de antes a ahora.

P: Eso es muy importante. Las regulaciones son para que las personas tengan el derecho a intentarlo…

Exactamente. Aquí no se trata de “¡Ah! ¡Es que a lo mejor no funciona!”. No importa si a lo mejor no funciona, yo tengo el derecho a intentarlo y eso es lo que yo quiero buscar.

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Por eso creo que tenemos que entender muy bien que cuando la gente hable de cannabis, hay que saber de qué estamos hablando. Si hablamos de cannabis, hay que hacer la diferencia entre cáñamo, usos industriales de la cannabis, o marihuana. Hay que siempre hacer esa diferencia, porque sí importa. Ese tabú es lo que a veces no deja que este tema avance.

¿Dónde pueden los lectores de Publimetro obtener más información?

La mejor página para obtener información sobre sobre cannabinoides y sobre lo que es la cannabis medicinal es la página de “Por Grace”, que es la que le recomendaría a cualquier persona que quiera empezar a entender sobre cannabis medicinal. Es www.porgrace.org.mx.

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