En diciembre próximo comenzará a operar una nueva aerolínea en México, la cual estará a cargo de las Fuerzas Armadas, informó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Aunque originalmente se esperaba que el proyecto llevara el nombre de “Mexicana de Aviación”, el mandatario desistió de la idea porque abogados de los trabajadores buscaron obtener más dinero del que se iba a pagar. Por lo tanto, es probable que se llame “Aerolínea Maya”, nombre registrado el pasado 9 de junio por la Secretaría de la Defensa Nacional.
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Con este hecho, México se suma a la lista de países que tendrán aerolíneas operadas por entidades gubernamentales, un camino que ya había transitado con anterioridad.
“En México, las principales compañías de transporte aéreo se encontraron, en diversos momentos del tiempo, bajo control estatal, no obstante se puede considerar que en 1995 con la publicación de la nueva Ley de Aviación Civil y la Ley de Aeropuertos se sentaron las bases del proceso de desregulación del sector para permitir el ingreso de otras empresas privadas dentro de la industria del transporte aéreo”, explicó –en 2016– Carlos Enrique Cardoso-Vargas, director de Política Fiscal en la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México, en el artículo “Competencia económica en el sector de transporte aéreo de pasajeros en México”, publicado en la revista “Economía Informa” de la UNAM.
“Hasta mediados de los 80′s la industria aérea en México se encontraba bajo el control del gobierno federal y existían dos principales empresas estatales, Aeroméxico y Mexicana de Aviación (Mexicana), que concentraban casi en su totalidad el transporte aéreo de pasajeros. En ese tiempo el intervencionismo estatal, derivó en una baja eficiencia operativa y en la aparición de monopolios legales por ruta”, añadió Cardoso-Vargas.
Entre las principales aerolíneas del mundo, al menos 106 cuentan con participación gubernamental, de las cuales, existe registro de 47 aerolíneas en la que 44 países tienen el 100% de la participación. Otras 25 aerolíneas cuentan con participación gubernamental que oscila entre el 51% y el 99.1%. Del resto de 32 aerolíneas, no se conoce el porcentaje exacto de participación.
Líneas de bandera, ¿moda post-Covid?
A nivel global, hubo un tiempo en que la mayoría de las aerolíneas estaban respaldadas por el estado. De hecho, las aerolíneas de bandera allanaron el camino para la aviación del siglo XXI, pero a lo largo de los años, la propiedad ha cambiado.
“Ahora, es menos atractivo para los países tener sus propias aerolíneas, y muchos han privatizado lo que alguna vez fueron sus aerolíneas nacionales. Pero con los rescates de Covid que hacen que los gobiernos se involucren más en sus aerolíneas, podríamos ver un regreso de más aerolíneas estatales”, explica Joana Bailey en un artículo publicado en el sitio especializado Simple Flying.
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“La noción de una aerolínea de bandera está algo desactualizada en la actualidad. Aunque el término todavía se usa para describir la principal aerolínea de un país determinado, ya no se relaciona con la propiedad de ese negocio. Cuando la aviación despegó a principios del siglo XX, las potencias mundiales crearon sus propias aerolíneas estatales. British Airways se estableció en 1974, South African Airways en 1934 y Emirates en 1985. Las aerolíneas eran vistas como una tarjeta de visita internacional para las naciones, literalmente enarbolando la bandera de su país en todo el mundo”, explica Bailey.
Hay otras aerolíneas de las que los gobiernos están desesperados por deshacerse. Air India ha estado tratando de encontrar un comprador privado y Malaysia Airlines ha estado tratando de volver al sector privado durante algún tiempo. Sin embargo, en Medio Oriente, India y África, los gobiernos se aferran a la propiedad de sus aerolíneas nacionales, sin importar si son rentables o no.
Una tendencia recurrente en las aerolíneas estatales es su falta de capacidad para mantenerse al día. Las aerolíneas administradas por gobiernos tienden a tener un producto deficiente, poca eficiencia operativa y una actitud indiferente, consideran especialistas.
En un artículo publicado en el Journal of Air Transport Management, en 2008, encontró que las aerolíneas estatales ofrecen niveles de satisfacción más bajos que las aerolíneas privadas y los transportistas de propiedad mixta. Esa es una clara evidencia de la falta de ambición y la menor presión para ofrecer un producto verdaderamente competitivo.
“Aunque existen muchas razones para privatizar una aerolínea o mantenerla en manos del Estado. El diferenciador crucial es la calidad de la gestión de esa aerolínea. Una aerolínea que es propiedad del gobierno pero que puede operar como una entidad eficiente y enfocada en las ganancias puede hacerlo muy bien, pero es poco probable que las que están demasiado entorpecidas por la política tengan éxito”, concluye Bailey.
