En México se ha vuelto costumbre que cada presidente, durante su gestión, promueva una reforma educativa, ello para reducir el rezago entre la población e incrementar la calidad en los diferentes procesos de enseñanza-aprendizaje, particularmente en el nivel básico, pues es donde más se manifiestan problemas; sin embargo, a 31 años de esta lucha, los niveles de educación siguen bajos en la república.
Desde que José Vasconcelos centralizó la educación en México a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, cada que se presentan los grandes programas educativos, éstos se implementan en toda la República para homologar el aprendizaje entre los niños del país.
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Recientemente, la difusión de los nuevos libros de texto gratuito, del programa conocido como “La Nueva Escuela Mexicana”, generó polémica entre un sector de la población, pues el replanteamiento del abordaje de las matemáticas o el español, así como la nueva formación en educación sexual y reproductiva, fue recibida con recelo por parte algunos padres de familia y pedagogos.
Sin embargo, la modernización del modelo educativo no es cosa de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Este proceso se puede dividir en tres grandes bloques, el primero consta de un periodo de ocho años y transcurrió de 1992 al 2000; la segunda, con las reformas promovidas por los gobiernos de la alternancia y del Pacto por México; y, finalmente, la que promueve el llamado “humanismo mexicano”.
Sin embargo, las deficiencias que arrastran los alumnos desde los niveles básicos acaban por concentrarse a la hora de acceder a los niveles superiores. Por otro lado, las autoridades crean nuevas universidades por doquier en el que más que calidad, ofertan acceso a títulos de Educación Superior sin el mayor respaldo.
Carlos Salinas de Gortari
De acuerdo con Mexicanos Primero, la modernización del Sistema Educativo Nacional (SEN) inicia con la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), suscrito por el gobierno federal que encabezaba Carlos Salinas de Gortari (PRI), los gobiernos locales y el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) en 1992.
Los logros más destacados durante el salinato fueron la creación de la Ley General de Educación (LGE) y un incremento sustancial en el presupuesto educativo, pasando de una asignación del 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1989, al 5.7% en 1994.
Ernesto Zedillo
En la siguiente administración se le dio continuidad al proyecto de Salinas de Gortari, donde el fortalecimiento estatal se promovía desde la federación; sin embargo, el SNTE presentó resistencias al cambio y se fortaleció para imponerse en los sistemas locales. En este sexenio (1994-2000) se intensificaron prácticas burocráticas que perjudicaron el ejercicio de la docencia.
Vicente Fox
Con la llegada del primer presidente del PAN, la estrategia se replanteó. Vicente Fox promovió el “Modelo Educativo del Siglo XXI”; sin embargo, la descentralización de la estructura continuó siendo aprovechada por Elba Esther Gordillo, líder del SNTE, para amasar más poder, mientras se descuidaba la calidad educativa. A tal punto que se fundó el Partido Nueva Alianza (Panal).
En ese momento ya existía la a Subsecretaría de Educación Básica (SEB) y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), pero su capacidad de maniobra era mínima, por lo que la calidad educativa no fue un tópico destacado durante el foxismo. También se promovió la Reforma de la Educación Secundaria, pero no logró concretar sus objetivos
Felipe Calderón
Para el periodo 2006-2012 se presentó la Reforma Integral de la Educación Básica, la cual planteaba las primeras evaluaciones del personal docente a los maestros de primarias y secundarias. De acuerdo con la lógica del gobierno, las primeras evaluaciones tendrían una finalidad diagnóstica y no punitiva; sin embargo, el SENTE se opuso.
A pesar de estas tensiones, Mexicanos Primero sostiene que “se avanzó en el compromiso y capacidades de los docentes a través de los primeros concursos públicos para las plazas de primer ingreso”, lo cual representa una aceleración en el sistema burocrático de la educación.
Enrique Peña Nieto
Durante el sexenio de Peña Nieto se aprobó el llamado Pacto por México, un paquete de iniciativas de diferentes sectores: energético, fiscal, educativo… En materia educativa se promovieron cambios a la estructura administrativa del magisterio, generando disgusto entre los profesores, pues se incentivó un mecanismo punitivo de evaluación que se presumió tenía la finalidad de recortar recursos y plazas.
A grandes rasgos, la reforma educativa de Peña Nieto empedraba al INEE para conseguir una mejor capacitación de los maestros a través de un sistema que castigaba el bajo rendimiento; sin embargo, la precariedad en la infraestructura del sistema educativo apuntaba a sanciones masivas contra los maestros, quienes se manifestaron contra este cambio.
A este proyecto se le suma el arresto de Elba Esther Gordillo, acto que debilitó al SNTE y generó inconformidad entre los trabajadores de la educación.
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Andrés Manuel López Obrador
Finalmente está el gobierno de López Obrador, quien, al llegar a l poder, ordenó echar para atrás la reforma de Peña Nieto y replantear el SEN., pero antes de tener una propuesta integral, llegó el Covid-19 a México, cambiando las prioridades en esta materia.
Finalmente, con el término de la crisis sanitaria por coronavirus en México, el gobierno planteó una nueva estructura en el nivel básico, ello basado en la teoría pedagógica crítica, promovida por Paulo Freire, con la finalidad de que el alumno despierte su curiosidad a partir del cuestionamiento del entorno y que, de esta manera, el profesor pueda guiar al menor en su búsqueda de conocimiento.
Sin embargo, ya recibió críticas desde diferentes ángulos, por lo que habrá que esperar a que se manifiesten los primeros resultados en materia educativa con este modelo. Cabe recordar que México se encuentra en los últimos lugares en calidad educativa a nivel básico en el mundo.
Tanto a nivel región, compitiendo con otros Estados en América Latina, como a nivel global, pues la OCDE posiciona a México por debajo de su media en cuanto a presencia y calidad escolar, con un acento severo en mujeres, pues en ellas recae un porcentaje elevado de ausencia en las actividades escolares y remuneradas.