Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertaron sobre el peligro que se corre en la Ciudad de México (CDMX) ante sismos, pues el hundimiento de la capital, como producto del reblandecimiento del suelo, hace que la capital sea “una zona de inminente desastre”.
Durante el Foro 19S Vulnerabilidad Urbana en Ciudad de México, Sociedad y Riesgos, Marisa Mazari, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología de la UNAM, y Enrique Cabral, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, informaron sobre la situación particular de la CDMX.
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Mazari Hiriart señaló que la extracción de agua de 100 a 300 metros de profundidad en la capital —una práctica que tiene más de 120 años— ha reblandecido el subsuelo de la CDMX, por lo que las zonas erigidas en los antiguos lagos prehispánicos, ante los sismos son como “una gran gelatina”, pues se trata de arcilla moldeable.
El área de lo que fueron lagos, es sísmica; aunado a ello, dijo que esto se agrava con la presencia de fallas, fracturas, permeabilidad, formaciones geológicas, pozos, cambio de uso de suelo y pérdida de biodiversidad.
Asimismo, la densidad poblacional, las actividades productivas y el cambio climático suman condiciones que dejan a la capital como “una zona de inminente desastre”. Durante su ponencia en el Auditorio anexo del edificio Atlántida Coll Oliva del Instituto de Geografía (IGg), la científica dijo que suena trágico, pero se debe de conocer el panorama para saber qué hacer.
Además del peligro sísmico que representa lo blando del suelo, Cabral Cano habló del “subsidencia del terreno” y lo definió como el “hundimiento gradual de la superficie terrestre debido a la pérdida de volumen y/o transferencia de masa a la superficie”.
“Las zonas urbanas que presentan estos hundimientos en el país son 853 localidades que tienen una velocidad de subsidencia anual mayor a 2.8 centímetros”
— Enrique Cabral
Esto pone en riesgo a poco menos de 7 millones de viviendas ubicadas en la megalópolis, donde habitan 21.4 millones de personas. Al respecto, destacó que le mayor riesgo se vive en la CDMX y, en particular, las alcaldías Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac y Venustiano Carranza.
Como si esto no fuera suficiente, el investigador de la UNAM advirtió que con los sismos de 2017, se incrementó la velocidad de subsidencia y, a pesar de ello, no existe ninguna acción para para contener este fenómeno. “Por lo pronto, ¡no podemos seguir tirando el agua!”, cerró.