Cerca del 20% de las personas que acudieron al médico en la Ciudad de México por presentar dolor crónico se le recetó algún opioide, lo cual atiende a un protocolo estratégico del sector salud para mejorar la calidad de vida de los pacientes y no a una dotación irresponsable de analgésicos, estimó Cecilia Palacios, responsable del programa de Cuidados Paliativos de la CDMX, en entrevista a Publimetro.
Con motivo del Día Mundial Contra el Dolor (17 de octubre), se estableció contacto con la funcionaria de la Secretaría de Salud capitalina, quien, además de explicar los diferentes tipos de analgésicos y el modo adecuado de uso, desmitificó diversos riesgos sobre la implementación del fentanilo, pues es un opioide indispensable para el sector salud; asimismo, condenó el uso ilegal de dicho fármaco.
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En la capital nacional, para atender el dolor en los pacientes, se cuenta con el programa de Cuidados Paliativos, el cual marca las directrices de implementación de analgésicos y sus coadyuvantes para mejorar la calidad de vida de la gente, esto incluso si se trata de un paciente en situación terminal.
¿Cómo se mide el dolor?
Existen muchas enfermedades y condiciones que causan el dolor, en consecuencia, las formas de atenderlo también van a ser diferente. Las enfermedades oncológicas (cáncer), autoinmunes (artritis o lupus) o cualquier tipo de insuficiencia (renal, hepática o cardiaca) generan dolor crónico y éste se puede manifestar de diferentes formas: somático (muscular), óseo, visceral o neuropático (crónico y de difícil control).
Para medir la intensidad del dolor, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó la “Escalera analgésica del dolor”, una medida de 10 niveles y estratificada en tres grandes sectores:
Dolor leve
En la Escalera de la OMS se entiende como “dolor leve” al que ocupa los primeros tres peldaños y se trata con analgésicos antiinflamatorios no esteroidosos como el diclofenaco, el naproxeno, ketorolaco o metamizol. Asimismo, se pueden complementar con medicamentos coadyuvantes como el paracetamol, esteroides o los anticonvulcibantes.
Dolor moderado
El “dolor moderado” es aquel que se encuentra entre los peldaños cuatro y seis de la Escalera de la OMS y se trata con opioides menores como el tramadol o codeina. Además, el tratamiento puede ser complementado con analgésicos para dolor leve o los coadyuvantes.
Dolor severo
Éste es el que se localiza del escalón siete al 10 de la Escalera y, para controlarlo, se usan opioides mayores u opioides fuertes. Generalmente, señaló, se inicia con morfina; sin embargo, se puede subir a fármacos más fuertes como la oxicodona, tapentadol, buprenorfina o fentanilo.
Al respecto, destacó que este último opioide nunca es la primera opción para el tratamiento del dolor, pues se contempla sólo y exclusivamente para el tratamiento paliativo de enfermedades dolorosas e incurables como el cáncer de páncreas, que la posibilidad de sobrevivencia es del cero por ciento.
El fentanilo
Para el sector salud, el uso controlado del fentanilo es benéfico para la población, particularmente para cualquiera que sea sometido a una cirugía, pues dicho analgésico se como inductor para la anestesia y que el paciente no sienta dolor.
“La principal utilización de fentanilo es para una inducción de anestesia general en procedimientos quirúrgicos”
— Cecilia Palacios
Se cuestionó a la especialista sobre el consumo de fentanilo ilegal en Estados Unidos y los decesos que deja a lo largo de toda la unión americana; no obstante, advirtió que esto se debe a su consumo sin receta y que se suele mezclar con medicamentos de uso veterinario. “Por eso andan como zombies”, dijo.
“El fentanilo, en parte , lo llegamos a usar en pacientes que tienen cáncer de páncreas y la adicción es lo de menos. Antes de que se vuelvan adictos, el paciente ya se murió”
— Cecilia Palacios
También se da fentanilo para “sedación paliativa”. Esa se da cuando el paciente está en una fase de agonía previo a la muerte. Ahí, se seda al paciente para que no haya sufrimiento ni sensación de falta de aire y sin delirium. “Se le da sedación paliativa para que no sufra, no para adelantar la muerte, simplemente para que la muerte sea lo más tranquilamente posible”, agregó.
La semiología del dolor
Con la aparición de la Escalera analgésica del dolor, y con la intención de dar el mejor tratamiento, la doctora señaló la importancia de la semiología del dolor, ésta consiste en identificar el tipo de dolor y su origen.
Con esto, además de aprovechar al máximo los diferentes tipos de analgésico, se saca ventaja de los medicamentos coadyuvantes y se evitan los efectos secundarios de los fármacos que se consume, esto aplica incluso para los primeros tres escalones de la medida de la OMS.
Apuntó que hay gente que toma naproxeno y diclofenaco al mismo tiempo, lo cual no incrementa la eficacia de los analgésicos y sólo se provocan una úlcera gástrica, por eso advirtió de los riesgos de la automedicación. A modo de ejemplo, mencionó que el paracetamol es un excelente medicamento coadyuvante en el dolor de huesos y no mucha gente lo sabe.
Finalmente, reiteró que hablar de cuidados paliativos es hablar de una mejor calidad de vida y por ello se debe de acudir al médico para encontrar el mejor tratamiento y que sea lo menos agresivo posible para el cuerpo.