El sistema educativo en México se enfrenta al reto de regresar a las aulas el 80% de los alumnos que abandonaron la escuela durante la pandemia de Covid-19, advirtió Marta Castro, investigadora del IMCO AC, pues esta condición será un estrago que perjudicará de por vida a esta población.
De acuerdo con estimaciones oficiales, la matrícula de estudiantes se redujo en 1.5 millones entre 2019 y 2022 y, en 2023 sólo se reintegraron 300 mil estudiantes; es decir, faltan 1.2 millones de alumnos por sumarse a los centros de estudio y, aún cuando las becas Benito Juárez pueden ser de utilidad, el Instituto Mexicano para la Competitividad AC (IMCO) señaló tres áreas de oportunidad para coadyuvar a revertir estas cifras.
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La deserción académica en México no es un tema nuevo; sin embargo, la pandemia agudizó este problema a niveles nunca antes vistos, por lo que Castro enlistó los beneficios sociales y macroeconómicos que atrae la continuidad a la educación profesional y destacó que existe un incentivo en particular para las mujeres.
Los números antes de la pandemia indican que sólo el 28% de los estudiantes que entran a la primaria terminarán una carrera universitaria y los principales focos rojos de abandono escolar se concentran en el nivel medio superior y superior.
Aunado a ello, la parálisis social que trajo consigo el Covid-19 incrementó dramáticamente el nivel de deserción y, aunque el IMCO reconoce el asistencialismo como una forma de evitar el abandono escolar, también apuntó que atender la especificidad de la salida de los jóvenes de las escuelas y universidades podría detener en gran medida este fenómeno.
Los números de la deserción escolar
La decantación de niños y jóvenes a lo largo del plan de estudios en México revela diversas desigualdades, las cuales incrementan con la llegada al bachillerato: por cada 100 niños que entran a la primaria, 92 ingresan a la secundaria, de ellos, 84 entran al bachillerato, pero sólo 54 lo terminan; de estos, 39 pueden ingresar a las universidades de la república y sólo 28 logran terminar su carrera profesional.
En 2021, durante el momento más álgido de la pandemia, el Inegi publicó los resultados de la Encuesta Nacional sobre Acceso y Permanencia en la Educación (ENAPE), donde, entre otras muchas cosas, se registró que el 28.6% de las personas que abandonaron sus estudios tenían pensado regresar a las aulas (25.8% hombres y 31.3% mujeres) y 15.5% (14.9% hombres y 16.2% mujeres) no sabrían si lo harían; sin embargo, dos años después, sólo el 20% regresó.
Asimismo, el IMCO tiene detectados que los motivos de deserción varían entre hombres y mujeres. Para el 40% de las mujeres, el abandono se debe a la falta de recursos, el matrimonio o el embarazo; mientras que para el 33% de los hombres, los motivos son la necesidad de buscar un trabajo o la falta de aptitudes.
En consecuencia, de acuerdo con la AC, las becas del gobierno no cubren todas las necesidades requeridas para todas aquellas personas que abandonan sus estudios, por lo que recomendaron entender estas causas y satisfacerlas; establecer programas de estudios más flexibles que permitan estudiar y trabajar y orientación vocacional para que los alumnos elijan mejor su carrera.
Beneficios de estudiar
Martha Castro abundó sobre la necesidad de regresar a las escuelas y todos los beneficios que ello atrae tanto al individuo como a la sociedad. Además, existe un registro en el que se especifica que la economía personal se mejora conforme al nivel de estudios.
De acuerdo con el IMCO, una persona sin estudios gana en promedio 6 mil 200 pesos mensuales; alguien con la primaria gana 7 mil 500; con la secundaria, sube a 8 mil 300; si ya terminó el bachillerato, sube a 9 mil 900; con carrera técnica, llega a 11 mil 200; con el nivel profesional llega a 16 mil 500 y con posgrado sube a 34 mil 700 pesos al mes.
Además, se encontró una relación directamente proporcional entre el nivel de estudios con el trabajo formal. Las personas sin estudios, entran al mercado informal al 87%; con primaria, 78%; con secundaria, 63%; bachillerato, 49%; carrera técnica, 41%; profesional, 24%; y posgrado, 12 por ciento.
Al respecto, se recordó que con el acceso al mercado formal se garantizan otros derechos laborales como vacaciones pagadas, plan de retiro, créditos hipotecarios, seguro social o aguinaldo, además que esto beneficia a la recaudación del Estado.
Finalmente, el IMCO detectó que las mujeres con más estudios se ven particularmente beneficiadas proporcionalmente a su salario; a dicho fenómeno lo llamaron “premio por estudiar” y se manifiesta en los ingresos personales, pues en el estudio se encontraron elementos que equilibran la brecha salarial entre géneros, particularmente a nivel profesional.