A 39 días de que el grupo terrorista Hamás perpetró el peor ataque en la historia reciente de Israel, el dolor sigue presente en los familiares de las 204 personas secuestradas la mañana de aquél 7 de octubre pasado. Y la exigencia sigue siendo la misma: que se permita la ayuda médica internacional para conocer su situación y que los liberen sin condiciones.
Así lo dieron a conocer los familiares de varias víctimas secuestradas en Gaza y asesinadas por Hamás en una conferencia de prensa realizada en la Ciudad de México, organizada por la Embajada de Israel en nuestro país.
“Tenemos que destruir las posibilidades de Hamás de seguir amenazando a la población civil de Israel. La guerra no es en contra del pueblo palestino, es una guerra forzada, que hemos tenido que empezar por el ataque tan brutal que perpetró Hamás el 7 de octubre”, explicó a medios de comunicación Einat Kranz Neiger, embajadora de Israel en México.
“El pueblo palestino no es el enemigo de Israel. Los enemigos son Hamás que nos quieren destruir. Hamás no son contraparte para ningún diálogo, no son contraparte para paz ni para construir un Estado palestino. Ellos, lo que quieren, es destruir a Israel, aniquilar a Israel y matar a todos los judíos y lo tienen declarado en la carta fundamental de su organización”, añadió la funcionaria.
Kranz recordó que Israel está haciendo “todos los esfuerzos posibles” para minimizar los daños a la población civil, incluyendo enviar mensajes a los teléfonos celulares en Gaza, así como arrojar folletos advirtiendo de los ataques. “Sin embargo, la organización terrorista Hamás, en muchos casos, está bloqueando y no les está permitiendo a sus propios civiles alejarse de las zonas de peligro y así está perpetrando otro crimen de guerra. No solo el crimen de guerra de atacar a la población civil de Israel, sino también causar daños y bajas en su población civil ya que está atacando a Israel desde centros densos de población y está tirando cohetes y misiles desde Gaza, desde zonas residenciales y poniendo en riesgo mucho a su propia población”.
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Por ese motivo, Kranz Neiger insistió en que la comunidad internacional -incluido México- deben de presionar para que los representantes de la Cruz Roja Internacional puedan visitar a los rehenes (“Tenemos 240 personas que nadie sabe en qué situación están. Hamás no proporcionó ningún detalle, y hay entre ellos gente enferma que necesita medicamentos) y para que se libere a los rehenes. “Es la responsabilidad de que la comunidad internacional, incluyendo México, de hacer toda la presión posible para que Hamás libere a todos los secuestrados de inmediato, sin ninguna precondición”, concluyó.
4 historias, un mismo dolor
Omer Wenkert, el joven que trabajaba como camarero mientras cumplía sus sueños
Ricardo Grichner, acompañado por su hijo Itai Grichener, recordó a Omer Wenkert, su sobrino de 22 años, quien se encontraba en el Festival de Música Re’im, cercano a la Franja de Gaza, donde Hamás asesinó a más de 200 personas.
“Eran las 6:30 de la mañana cuando Omer escucho los tiros, no sabía lo que pasaba, y buscó logró encontrar un refugio. A las 7:30 de la mañana mandó un mensaje a su padre y a su madre: “Mamá, papá, estoy escuchando árabe, no sé lo que pasa ahora”. Esta fue la última vez que escuchamos de él.
Ricardo narró que tiene fotos y videos que Hamás distribuyó en redes sociales en las que se ve a Omer, golpeado, pero con vida, por lo que cree que aún está vivo y que regresará a casa. “Omer tiene 22 años, recién terminó el ejército [servicio militar] y está trabajando en un restaurante”.
Grichner narró que él es un contratista, y en su empresa tiene cerca de 500 empleados palestinos. “No tengo nada mal con los palestinos, somos como neighbors [vecinos], podemos trabajar juntos”.
Omer, además, habría sido diagnosticado con colitis, por lo que sus familiares insistieron en que requiere medicamento urgente.
Karina, sobreviviente de cáncer, secuestrada junto a sus sobrinas Mika de 18 años y Yuval de 11 años
Diego Engelbart, maestro de kínder, narró que su hermana Karina y sus sobrinas fueron secuestradas en su casa y llevadas a Gaza.
“La última vez que escuché ellos, fue el sábado 7 a las 9:30 de la mañana”, explicó Diego, quien narró que sus familiares eran vecinos de Ilana Gritsewsky, la mexicana que habitaba en un kibutz cercano a Gaza. Recién se enteró de ello, al conocer a los familiares de Gritsewsky.
“Ella habló [casi] en silencio, pero yo escuché como si me gritara en el oído. Y sus palabras todavía están en mi cabeza. Me dijo: “Entraron a mi casa”. Fueron solo cinco segundos”, explicó.
“Pedimos la ayuda del pueblo de mexicano. Hace falta gritar. Hace falta decir: “¡Basta! ¡Queremos ahora a nuestras familias, no ayer, no mañana, ahora!”, exigió Diego, quien narró: “Hace tres meses y medio, Karina, mi hermana, terminó la guerra del cáncer. La ganó. Mi hermana es una leona, pero ahora no sé cómo está. No sé si tiene sus medicamentos. Yo les pido a ustedes que sean la voz de la gente que no puede hablar”.
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Kesh Casarotti-Kalfa, un arcoiris para su madre
Natalia Casarotti, madre de Kesh, narró con el dolor en el corazón que Hamás asesinó a su hija, quien fue amiga de Orión Hernández, mexicano secuestrado por Hamás, y de Shani Louk, la joven alemana cuya historia se volvió viral.
“[Kesh] fue asesinada el 7 de octubre, cuando trató de escapar del festival”, comentó.
“Hoy quiero pedir y saber que la sangre de mi hija sea la última sangre que pagó el país de Israel, que las otras mamás que están en casa -o que recorren todo el mundo- pidiendo ayuda, la van a recibir y que sus familiares van a volver lo más rápido posible”.
Ilana Gritsewsky, mexicana que adoraba los tacos de canasta y secuestrada en el kibutz Nir Oz
Haim Gritsewsky y Miriam Camhi, hermano y madre de la mexicana Ilana Gritsewsky (30 años) quien fue secuestrada en el kibutz Nir Oz, narraron que Ilana recién había regresado de México, el 1 de octubre.
“Desde el día uno me rehusé a hablar con cualquier medio, [porque] ver a tu hija en una foto me recuerda a lo que veía en la tele de los desaparecidos. Yo no voy a permitir que Ilana sea una más de esas fotografías que vemos de desaparecidos, en este caso, de una secuestrada. Nuestra vida -la mía y de toda mi familia- ha estado en pausa. No hay día que no recemos y pidamos. No hay días en que voltee al cielo y la pida a Dios. Yo sé que me va a escuchar, pero en este momento es momento de alzar la voz”, expresó Camhi.
La madre de Ilana recordó a su hija como una mujer plena y feliz. “Ella estuvo en México y se regresó el primero de octubre. Es una mexicana igual que todos los que están aquí: que dice malas palabras y que las disfruta, y que le encanta comer tacos de canasta. Quiero que me abrace y quiero abrazarla”, narró.
Por su parte, Haim Gritsewsky, hermano de Ilana, recordó que México debe redoblar sus esfuerzos, al ser parte de esta tragedia. “Ella no es un número, no es una de los 240. Es Ilana, la mexicana que está secuestrada. Eso quiere decir que México ya es parte de esto”.
“Llorar todo el día no me va a devolver a mi hija”
En declaraciones para Publimetro, Natalia Casarotti, madre de Kesh, narró cómo ha lidiado con el dolor y cómo mantiene la fortaleza a cinco semanas del asesinato de su hija.
“Yo cumplí hace un mes 50 años. Y fue dos semanas antes de que mi hija fuera asesinada. Tengo la sensación de que toda mi vida me preparó para lo que estoy pasando. Yo tengo una vida muy simple, no es una vida de pasear ni de estar en lugares así, ni de hablar con periodistas, ni con el gobierno o de salir en televisión. Trato de pensar cuál es el motivo y trato de pensar qué hay en mi vida que me de la fuerza para pasar este tiempo lo mejor. Y yo sé que yo tengo la posibilidad de elegir, en cualquier momento, si caerme a la oscuridad o si levantarme a la luz. Caerme a la oscuridad no me va a dar nada. Yo no soy ese tipo de persona de estar en la cama llorando que mi hija no está conmigo. Estoy muy triste, pero llorar todo el día no me la va a devolver. Yo decidí, al día siguiente de que la enterramos, escoger la luz. Yo sentí que mi hija está bien. Tengo que estar positiva y tengo que estar fuerte”.