Con 42 años de pandemia en México, los mitos sobre el VIH siguen causando violaciones a derechos humanos. Mentiras como “sólo le da a trabajadoras sexuales, gays y drogadictos”, “si te infectas ya no puedes ser mamá” o “debes de dejar tener relaciones sexuales tras un diagnóstico positivo” afectan a miles de personas aún cuando los avances médicos les permiten vivir una vida digna.
Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA (1 de diciembre), Publimetro consultó a defensores de los derechos de las personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) para desenmascarar los mitos que afectan su vida diaria.
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Defensores como Daniel Serrano, director de Interculturalidad, Salud y Derechos AC (INSADE); Alaín Pinzón, director de Vive Libre; Kenya Cuevas, defensora de los derechos de las personas trans; Georgina Gutiérrez, fundadora del Frente Nacional de Personas Afectadas por VIH/SIDA (Frenpavih); y Rodrigo Arce, fundador de Círculo Diverso expresaron sus puntos de vista basados en más de 40 años de lucha.
Mitos del VIH
A diferencia de lo que mucha gente piensa, las personas con VIH pueden tener hijos, continuar con su vida sexual y se pueden reservar el derecho de decirle a quien quieran si tienen un diagnóstico positivo. No obstante, de entre los cinco entrevistados, se apuntaron siete mitos que deben ser demolidos para que esta comunidad pueda ejercer plenamente sus derechos humanos.
- Transmisión. La transmisión del virus sólo se hace por relaciones sexuales sin protección, transfusión de sangre o un mal procedimiento médico durante el parto. No se transmite por picaduras de mosquitos, no se transmite a través de la saliva, no se transmite por estornudos y no se transmite por usar el mismo baño.
- Condena moral. En la población y en algunos círculos de poder se señala un “algo hiciste para tener VIH” y esto no es cierto, el virus se puede transmitir aún sin tener muchas parejas sexuales.
- Calidad de vida. Entre las personas adultas se dice que con el contacto de VIH la calidad de vida se vuelve deplorable; sin embargo, no es cierto. Se puede mantener un nivel decente en la calidad de vida. Pero entre los jóvenes se dice “si me infecto, ya nada más me tomo una pastillita y ya”, lo cual es tomarse la enfermedad a la ligera, pues los antiretrovirales tienen efectos secundarios que si impactan en la calidad de vida.
- Sólo se infectan trabajadoras sexuales, de la comunidad LGBT y usuarios de drogas. El VIH le puede dar a cualquier persona que tenga relaciones sexuales sin condón.
- “Las personas con VIH no pueden tener hijos”. Sí pueden tener hijos, pero con cuidados específicos para no transmitirles el virus, particularmente durante el alumbramiento.
- “Ya no se pueden tener relaciones sexuales”. Sí se puede, pero con protección.
- “Deben de decirle a todo el mundo sobre su diagnóstico”. Las personas con VIH tienen derecho a la privacidad, por lo que no están obligados a decir su diagnóstico.
¿Cómo inició la lucha por los derechos de las personas con VIH?
En la década de los 80, cuando el VIH arribó a México, las autoridades sanitarias no poseían los conocimientos ni la capacidad instalada para atender a quienes resultaban dar positivas a las pruebas, desatando una ola de discriminación y malos tratos por parte del personal de salud. Tal como narra Gutiérrez Alvarado, el diagnóstico directo era el de SIDA y tanto los diagnosticados como sus personas cercanas tenían un estigma social.
Georgina Gutiérrez explica que ella es una activista por los derechos de las personas con VIH no por ser una persona diagnosticada, sino porque su pareja sentimental fue diagnosticada hace 42 años y posteriormente falleció por complicaciones de este virus.
Fue en este contexto donde palpó la discriminación estructural que existía en el sistema de salud. “El personal de salud me dijo que ‘lo tienes que hacer es abandonarlo (a su pareja), ya déjalo porque te va quedar un estigma en la frente, nadie te va a volver a querer, no vas a volver a tener pareja, no te vas a poder embarazar…'”, señaló.
“Lo que más nos mantenía sin aliento era la discriminación del personal de salud y ahí incluyo a todas y a todos”
— Georgina Gutiérrez Alvarado
¿Cómo es la lucha contra el VIH en la actualidad?
Serrano de Rejil explicó que su activismo inició 13 años antes de que fuera diagnosticado con VIH y que, a diferencia del testimonio anterior, ha encontrado una comunidad más unida e informada para combatir la pandemia de este virus. “La información es la clave” para la conquista de derechos, refirió.
Aún así, refirió que existen malas prácticas a nivel empresarial, pues en algunos centros de trabajo hacen pruebas sanguíneas a sus aspirantes a puestos y, sin decirles, aplican pruebas de VIH/SIDA, algo que constituye un acto de discriminación. “No hay nada en la evidencia científica que demuestre que una persona con VIH es menos capaz que cualquier otra persona”.
También dijo que los principales avances en materia de acceso a derechos sanitarios para las personas con VIH se manifiestan en la Ciudad de México, particularmente en la Clínica Condesa, pues es el instituto con mejores prácticas y programa de acción. Por lo que destacó la falta de infraestructura en otros estados.
Asimismo, Arce refirió que aún existe mucha discriminación cotidiana, pues hay personas que niegan el saludo por temor a ser ‘contagiados’, lo que evidencia su ignorancia en relación al VIH, pues el virus se transmite no se contagia. Como dato personal, reveló que fue diagnosticado a los 16 años y, a partir de ese momento, se vinculó con esta causa social para regenerar los derechos de las personas que portan el virus.
En este sentido, destacó el trabajo de las AC como Círculo Diverso, Vive Libre, INSADE o Frenpavih para poder atender a las personas que requieran un diagnóstico y/o canalización a los sistemas de salud pública; sin embargo, reconoció que para esto se necesita más presupuesto.
Junto con estos testimonios está el de Alaín Pinzón quien también señaló que su activismo comenzó después de su diagnóstico de VIH. Ahora, desde Vive Libre ha podido ayudar a más de mil 500 personas a que tengan acceso a tratamientos (PrEP y PEP) gratuitos, disponibles todos los días y con completa confidencialidad.
En esta AC se procuran espacios seguros en poblaciones vulnerables; asimismo, al igual que otras asociaciones civiles, se ofrecen pruebas de VIH y vinculación con los servicios de salud a quien lo necesite (parejas serodiscordantes, usuarios de sustancias psicoactivas de uso inyectable, menores de 18 años, trabajadores sexuales y quien sea que tenga una vida sexual activa).
También está el testimonio de Kenya Cuevas, quien señaló el abandono que padecen las personas de la comunidad LGBT en prisión y después de sus procesos carcelarios, pues, entre muchos factores que padecen es la falta de documentos de identidad que les impide acceder a servicios sanitarios y, cuando son portadoras de VIH se ven en serios problemas.
En ese tema, celebró que la Clínica Condesa trabaje en centros penitenciarios, pero exhortó a que este ejercicio se replique en otras cárceles, pues el sistema burocrático en los penales es una traba para garantizar los derechos de las personas con VIH.
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VIH durante la 4T
Con la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la política sanitaria se modificó y con ello, se cambió la distribución de recursos para combatir al VIH y con ello, la opinión de las personas consultadas se contrapuso, pues, mientras Arce y Serrano reprocharon que el gobierno dejó de apoyar a las AC —pues el discurso oficial las califica de corruptas y ‘fifìs’—, Gutiérrez Alvarado observa un avance en la infraestructura del Estado.
Por un lado, los activistas señalaron que, con la centralización de los recursos sanitarios, las asociaciones civiles que coadyuvaban en la facilitación de diagnósticos y tratamientos sufrieron fuertes recortes impidiendo que brinden la misma cantidad de ayuda a la que estaban acostumbrados a brindar.
Del otro lado, la cofundadora de Frenpavih dijo que gracias al gobierno actual las instituciones públicas se han mejorado en capacitación del personal y abasto en medicamentos, pruebas e insumos sanitarios para poder atender la demanda de VIH; sin embargo, reconoció que hay mucho que mejorar.