A tres semanas de que inicie el nuevo gobierno, en México, la inversión del gobierno en educación para estudiantes de preescolar, primaria y secundaria en escuelas públicas es de 56,918 pesos por alumno, una cifra considerablemente menor en comparación con países como Chile, Argentina y Brasil, que invierten el doble. Este bajo financiamiento afecta tanto el rendimiento académico como las condiciones físicas de las escuelas, según el análisis de Mexicanos Primero basado en el reporte Panorama de la Educación 2024 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El reporte revela que la inversión en educación, tanto pública como privada, ha disminuido en porcentaje del PIB, pasando del 4.6% en 2018 al 4.2% en 2021. Esta reducción afecta principalmente a las comunidades con mayor rezago social, limitando aún más las oportunidades educativas para los estudiantes en desventaja.
Tiempos de enseñanza
En términos de tiempo de enseñanza, el reporte indica que México destina el menor número de horas a la educación preescolar en comparación con otros países. Los docentes mexicanos de preescolar dedican 2.7 horas diarias durante 190 días al año, mientras que en Alemania el tiempo de enseñanza es de casi 8 horas diarias durante 255 días al año. En Latinoamérica, Chile ofrece casi 6 horas diarias durante 180 días, y Colombia 5 horas diarias durante 188 días.
Además, se plantea la necesidad de revisar la cantidad de maestros para reducir la alta tasa de estudiantes por docente. En educación secundaria, el promedio en México es de 20 estudiantes por docente, frente a los 13 estudiantes promedio en los países de la OCDE.
El análisis también subraya la necesidad de reconsiderar la política de becas, evaluando su impacto en contextos de alta marginación y desde una perspectiva de igualdad de género e inclusión.
El estudio destaca que el elevado número de estudiantes por docente afecta la calidad de la enseñanza, especialmente en las escuelas públicas de localidades con alto rezago social. También subraya la urgencia de mejorar la infraestructura básica de las escuelas, como agua, luz y sanitarios, para garantizar condiciones adecuadas de aprendizaje para todos los estudiantes.