Este 1 de mayo, México llega al Día del Trabajo en medio de cambios profundos en el mundo laboral. La flexibilidad, la tecnología y la necesidad de replantear cuánto y cómo se trabaja marcan la conversación pública. Sin embargo, en el país, la propuesta para reducir la semana laboral de 48 a 40 horas sigue atorada en las cámaras, pese al amplio respaldo social y a los avances que se han registrado en la última década.
Aunque en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se lograron avances históricos —como el aumento del salario mínimo, que prácticamente se duplicó en los últimos 10 años, y la ampliación de los días de vacaciones—, la reforma para reducir la jornada laboral no logró concretarse. Hoy, bajo el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, se mantienen las promesas de modernizar los derechos laborales, como la incorporación de los trabajadores de aplicaciones digitales al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero todavía quedan grandes retos por resolver.
Uno de esos desafíos es la persistente informalidad. En México, una parte significativa de la población trabaja al margen de la ley, sin acceso a seguridad social ni prestaciones, lo que genera condiciones de precariedad laboral que contrastan con los logros alcanzados en otros frentes. A pesar de esto, México destaca a nivel global por mantener uno de los índices de desempleo más bajos del mundo, según datos recientes de organismos internacionales. Sin embargo, un empleo no siempre garantiza condiciones dignas: el debate ya no solo es tener trabajo, sino tener un trabajo que respete derechos y calidad de vida.
A este panorama se suma otra preocupación reciente: la tendencia de algunas empresas a revertir los esquemas de home office y trabajo híbrido. Durante la pandemia, el teletrabajo se consolidó como una alternativa viable que mejoró el balance entre vida personal y profesional para millones de empleados. Sin embargo, en los últimos meses, diversas empresas han comenzado a exigir el regreso obligatorio a oficinas, afectando la flexibilidad que muchos trabajadores ya consideran indispensable. Esta presión por volver a los esquemas presenciales genera tensiones, especialmente entre el talento joven, que valora cada vez más los esquemas flexibles como parte fundamental de su bienestar laboral.
La transformación del mundo laboral también se refleja en las nuevas aspiraciones de los trabajadores. El informe Retos y perspectivas del trabajo de WeWork México y PageGroup muestra que el 89% de los trabajadores mexicanos respalda la jornada laboral de cuatro días, y el 79% cree que sería más productivo con menos días de trabajo. Sin embargo, apenas el 15% ha podido experimentar esta modalidad, reflejando la distancia entre las expectativas y la realidad legislativa.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2025 del INEGI, la jornada promedio en México es de 42.2 horas semanales, y el 25% de los trabajadores labora más de 48 horas. El sistema actual todavía mide el trabajo en función del tiempo y no del impacto o la productividad, lo que contrasta con las tendencias globales impulsadas por la digitalización y la inteligencia artificial.
Precisamente, la tecnología, y en particular la IA, ya redefine las habilidades laborales y la estructura de los trabajos. El Future of Jobs Report 2025 del Foro Económico Mundial destaca que el 86% de los empleadores considera que la inteligencia artificial será la fuerza principal de cambio en los próximos años, y que el 60% anticipa transformaciones radicales en sus modelos de negocio hacia 2030. Además, el 39% de las habilidades actuales quedarán obsoletas en menos de cinco años, lo que obliga a repensar la capacitación constante y el bienestar como ejes para atraer talento.
La transición laboral en México avanza en medio de estas tensiones: logros importantes en salario y vacaciones, nuevas promesas de inclusión social para trabajadores de plataformas, pero también la urgencia de atender una informalidad que perpetúa la desigualdad y la precariedad.
5 retos clave que enfrentan actualmente los trabajadores en México
- Jornadas largas y falta de reforma laboral efectiva. Aunque existe una iniciativa para reducir la semana laboral de 48 a 40 horas, sigue estancada en el Congreso. Muchos trabajadores aún laboran más de lo legalmente permitido sin recibir compensaciones justas.
- Alta informalidad laboral: Cerca del 55% de los trabajadores en México se desempeñan en la economía informal, sin acceso a seguridad social, prestaciones ni derechos laborales básicos, lo que agrava la desigualdad y la precariedad.
- Retroceso en esquemas flexibles como el home office: Tras avanzar durante la pandemia, muchas empresas están exigiendo el regreso obligatorio a oficinas, afectando el equilibrio entre vida y trabajo, especialmente para quienes ya habían logrado adaptar mejor su rutina con esquemas híbridos.
- Desigualdad en el acceso a la seguridad social: Aunque el gobierno de Sheinbaum ha prometido incorporar a trabajadores de plataformas digitales al IMSS, millones siguen sin protección ante enfermedades, accidentes o retiro, especialmente en sectores como repartidores, empleadas del hogar o freelancers.
- Brecha de habilidades ante el avance tecnológico: La inteligencia artificial y la automatización están cambiando las reglas del empleo. Muchos trabajadores carecen de oportunidades reales de capacitación, lo que pone en riesgo su permanencia en el mercado laboral formal en los próximos años.