Hace tres años una joven guerrerense, que se propuso ser la primera mujer de su familia con una licenciatura, decidió incorporarse a las filas de la Secretaría de Marina (Semar) para ser piloto naval, ingresó a la Escuela Mecánica de Aviación Naval, pero ahí fue abusada sexualmente, pese a su denuncia, sus agresor fue protegido por la institución.
Dicha escuela se ubica en La Paz, Baja California, fue en ese sitio en donde uno de sus maestros la violó, ninguno de sus compañeros la ayudó pese a sus gritos, por si esto no fuera poco, cuando presentó su denuncia fue revictimizada y la responsabilizaron de la agresión.
De acuerdo con Proceso, el agresor es el teniente de navío de aeronáutica naval escala técnico en mecánica de aviación, Víctor Manuel Mencinas Rosas, quien ya fue condenado a 18 años de cárcel, pero conseguir esta sentencia no fue sencillo.
El día de la agresión, en la oficina del maestro, la joven gritó y pidió ayuda, pero ninguno de sus compañeros, todos hombres, se asomó para observar lo que ocurría y ayudarla, incluso consideraron que era algo “normal”.
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Este hecho lo denunció ante sus superiores, pero tampoco la ayudaron y se atrevieron a calificarla como “loca y escandalosa” y la expulsaron de la escuela.
Fue gracias a una abogada independiente que la acompañó en todo el proceso que en mayo pasado se dictó la sentencia condenatoria, al comprobarse que es culpable del delito de violación y abuso sexual.
María del Carmen Molina, abogada de la joven, narró que en la institución lo primero que hicieron fue medicarla y drogarla, así la tuvieron algunos días, hasta que después un estudio independiente demostró que no tenía ningún trastorno psicológico.
“Hay que darnos una idea de cómo encubren y protegen todo. El primer abogado que le puso la Marina le hizo unos cuestionamientos asquerosos, la exhibió en el juzgado, la revictimizó, le perdieron todas las prendas del día del ataque que ella guardó como pruebas; lo peor es que no acaban, la siguen torturando, no le quieren entregar sus documentos y ella no puede seguir estudiando ni continuar con su vida”, narró la litigante a Proceso.
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Luego de la agresión, Mencinas Rosas la amenazó y burló de ella, le dijo que tenía información sobre su familia, además de que en las clases que el impartía aprovechaba cualquier situación para hacerla sentir incómoda y presionarla para que se diera de baja.
Actualmente está en su domicilio en Guerrero, con la categoría de “rebaje”, es decir, no está dada de baja de la Secretaría de Marina, pero no cuenta con ningún derecho, por lo que su defensa la ha costeado ella sola, además de que sus documentos siguen en manos de la Semar y así no puede estudiar en otro sitio o solicitar un empleo.
La joven de 23 años y su abogada insistirán que además de la condena de 18 años se otorgue la reparación del daño, ya que no está en la panorama de la justicia militar que llevó a caso el proceso en contra del teniente Mencinas.