La delincuencia y los policías extorsionan a los pequeños comerciantes del país; con pagos aleatorios mínimos de 500 pesos, por cobro o derecho de piso, denunció la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
Informó que los maleantes y uniformados aprovecharon la crisis desatada por el Covid-19, para más que duplicar las “mordidas” contra el pequeño comercio; generalizando esta práctica en todo el territorio nacional.
“La cuota de cobro de piso, antes de la pandemia del coronavirus, oscilaba en los 200 pesos; y durante la pandemia, la cuota subió y lo que ahora exigen ‘por las buenas’ son 500 pesos mínimamente”, evidenció la Anpec.
Señaló que este tipo de extorsión es tan lucrativa, que los los integrantes de la delincuencia y los mismos policías locales dan rondines; para “ver cómo les está yendo a los comercios y ubicar donde está la plata”.
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La alianza destacó que, de acuerdo a la agrupación México Evalúa, el cobro de piso deja ganancias de 11 mil 300 millones de dólares a las bandas de la delincuencia; cifra equivalente a 1.25 del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
“El cobro de piso opera con total impunidad, prácticamente en todo el país; por la creciente ola de inseguridad y violencia que se vive en todas partes”.
— Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec
Cobros y extorsiones en NL
Respecto a dicha problemática, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, informó que el cobro de piso y las extorsiones se generalizaron en casinos, restaurantes, bares y hasta fonditas, ubicadas en la entidad.
Reveló que la red de extorsionadores era operada por varios allegados al ex gobernador del estado, Jaime Rodríguez; quienes exigían dos millones de pesos mensuales a los casinos, para permitirles violar las reglas para fumadores.
A través de varias declaraciones públicas, hechas desde la semana pasada, el mandatario local señaló que los “moches” también incluían a comercios general; que pagaban entre 50 mil y 300 mil pesos mensuales.
“Ahora sí que de acuerdo al sapo, era la pedrada. Un restaurante de primer nivel, siempre lleno, pagaba 200 mil o 300 mil mensuales; una fondita o un bar tranquilón, moderado, modesto, 50 o 100 mil pesos”, acusó Samuel García.