Un hombre que envió un paquete con una bomba falsa a una fábrica de vacunas contra el coronavirus en Reino Unido y paquetes similares a otras partes, incluso un laboratorio en Wuhan, China, fue sentenciado el miércoles a más de dos años en prisión.
Aproximadamente 120 personas tuvieron que ser desalojadas en enero de una planta en Gales que producía la vacuna de Oxford-AstraZeneca contra el COVID-19 después de que Anthony Collins, de 54 años, envió un paquete sospechoso allí. La unidad de manejo de bombas del ejército británico acudió al sitio y se suspendió la producción de las vacunas, pero los expertos no hallaron explosivos en el paquete y el lote de vacunas se pudo salvar.
El inspector Adam Marshall dijo que Collins “estaba totalmente consciente del impacto que tendrían sus acciones y buscó impedir el despliegue de las vacunas cuando el programa estaba en sus primeras etapas”.
Las autoridades también interceptaron paquetes similares que Collins envió a la oficina del primer ministro Boris Johnson, un laboratorio en Wuhan y un base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Inglaterra.
Su abogada, Janice Brennan, dijo que a Collins se le diagnosticó desorden de personalidad y que llevaba mucho tiempo obsesionado con el envío de cartas y paquetes. Había desarrollado un “interés obsesivo” en el COVID-19 y las vacunas, agregó.
Sin embargo, el juez David Griffith-Jones consideró que Collins envió deliberadamente un paquete con una bomba falsa “sabiendo perfectamente bien que causaría temor y caos”.
Cuando fue arrestado, Collins dijo a la policía que el paquete —que tenía una calculadora, un guante para jardinería, cuatro baterías y otros artículos— era para ayudar a los científicos y al gobierno a lidiar con el COVID-19.
El juez dijo que la insistencia de Collins de que quería ayudar fue “infantil y bastante perversa”. Sentenció a Collins a 27 meses en prisión, de los cuales se reducirá el tiempo que ya ha pasado en custodia.