Épocas navideñas son el mejor pretexto para tomar alcohol, por lo que la gente recurre a ‘jurar’ ante la iglesia para hacer su voluntad más fuerte.
En la iglesia católica existen los juramentos para vencer vicios como el alcoholismo o drogadicción.
Consisten en que las personas que no pueden controlar su manera de beber o drogarse, asisten a la iglesia y juran dejar de beber ante un santo, dios o divinidad a la que le tengan mucha fe.
El juramento puede ser en presencia del párroco o solamente ante dios, un santo o la Virgen de Guadalupe .
Para hacerlo más oficial la iglesia les da como símbolo una estampa con una imagen milagrosa o la de la Virgen de Guadalupe que siempre es muy buscada por los feligreses.
La estampa les sirve para recordar todos los días que juraron dejar de beber y su voluntad no se debilite.
El juramento puede ser por el tiempo que las personas quieran, desde tres meses, hasta un año.
Si se rompe dicho juramento no pasa nada, solamente se tiene la creencia que les puede ir mal en su vida cotidiana y pueden tener mala suerte mientras acuden a la iglesia para confesarse y el sacerdote les da una penitencia.
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La penitencia puede consistir en rezar varias oraciones, arrepentirse de corazón o visitar alguna parroquia alejada de su comunidad, lo importante es que los feligreses muestren voluntad y esfuerzo en algo que les cueste trabajo así como el dejar de tomar.
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Para algunas personas los juramentos en la iglesia son más efectivos que internarse en centros donde tratan el alcoholismo, ya que la fe muchas veces es más fuerte que los fármacos en la mente de las personas.
Cuando se termina el plazo del juramento, se puede renovar cuando la persona quiera.
Hay personas que llevan años sin beber alcohol ya que hicieron varios juramentos seguidos.