La obstrucción para desempeñar libremente el periodismo es una tendencia que se mantuvo a lo largo del 2021, pues al menos 293 periodistas fueron encarcelados en todo el mundo por ejercer su derecho a la libertad de prensa y 24 comunicadores perdieron la vida como consecuencia de su trabajo, según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés).
En medio de la emergencia sanitaria por el Covid-19, las causas de la cifra récord coinciden con la permanencia de gobiernos autócratas en varias regiones del mundo y un incremento de la intolerancia por los trabajos informativos independientes que denuncian, sobre todo, las violaciones a los derechos humanos y el abuso de los poderes formales y fácticos.
“Los gobiernos represivos son claramente conscientes de que la indignación pública por los abusos de los derechos humanos se mitiga y los gobiernos democráticos tienen menos apetito por represalias políticas o económicas”.
De acuerdo con el censo elaborado por el CPJ, los países que se encuentran a la cabeza en la represión del trabajo periodístico por encarcelamientos son China (50 periodistas), Myanmar (26 periodistas) y Egipto (25 periodistas). Las regiones que concentran la mayoría de las detenciones son Asia, Europa y África.
En cuanto a la cifra de asesinatos, de los 24 confirmados por la organización civil, México encabeza la lista con tres de ellos relacionados con la labor periodística y seis que no tienen la confirmación de haber sido producto de la profesión.
Por tal razón, México es declarado por el CPJ como el país más mortífero para ejercer el periodismo en el hemisferio occidental, solo seguido por otras naciones americanas como Haití o Colombia.
“México siguió siendo el país más mortífero del hemisferio occidental para los periodistas. Tres periodistas fueron asesinados en represalia directa por sus reportajes; El CPJ está investigando los otros seis asesinatos para determinar si estaban relacionados con su periodismo”, expresó sobre el informe.
Es la sexta ocasión que el CPJ realiza el censo y utiliza como base a las personas que fueron capturadas por los gobiernos, bajo el criterio de todos aquellos que se encargan de cubrir o comentar asuntos públicos a través de cualquier medio.