La flor de nochebuena se ha convertido en un emblema navideño que se encuentra en la mayoría de hogares mexicanos.
Es una flor de origen mexicano, su nombre en náhuatl es cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita”.
Además de decorar los hogares mexicanos, también puede servir para aliviar algunos malestares, por ejemplo: puede ser auxiliar en enfermedades respiratorias con una infusión de sus pétalos.
Las flores de nochebuena se cultivaban en jardines botánicos prehispánicos; se ha documentado que a Moctezuma le enviaban plantas de zonas bajas, de Morelos o Guerrero. Los mexicas extraían los pigmentos rojos de las brácteas para teñir textiles y el látex se utilizaba como medicina para curar fiebres.
También puede ayudar en enfermedades del corazón, la inflamación del estómago provocada por la menstruación, y la rabia.
En el siglo 16; El Códice Florentino, estableció que la flor de nochebuena podía usarse en una infusión caliente, en la que los pétalos se deshacían con el calor, formando una pomada que las madres se colocaban en el pecho para aumentar su producción de leche materna.
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La Sociedad Farmacéutica de México la menciona como depilatoria, emenagoga y galactógena en el siglo 20.
El látex que se obtiene de sus tallos puede ayudar en la eliminación de verrugas y lunares.
Pero también puede ser peligrosa por sus propiedades anticonceptivas y abortivas.
Y el consumo en exceso puede causar vómitos, diarreas, alucinaciones e incluso la muerte.
