Guterres expresa su «profunda tristeza» por un bombardeo contra un campamento de desplazados en Tigray
MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha aplaudido la decisión del Gobierno de Etiopía de liberar a presos políticos y ha abordado con el primer ministro del país africano, Abiy Ahmed, la posibilidad de «acelerar el diálogo» para lograr un alto el fuego en la región de Tigray (norte).
La Casa Blanca ha indicado en un comunicado que Biden y Abiy han discutido sobre el conflicto con el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) y «las oportunidades para hacer avanzar la paz y la reconciliación», así como «la urgencia de mejorar el acceso humanitario en todo Etiopía».
Así, Biden ha expresado su preocupación por las hostilidades, incluidos los últimos bombardeos contra campamentos de desplazados, y ha incidido en que la guerra «sigue causando víctimas civiles y sufrimiento», antes de mostrar la disposición de Washington a ayudar para «resolver pacíficamente el conflicto».
«Ambos líderes han subrayado la importancia de las relaciones entre Estados Unidos y Etiopía, el potencial de fortalecer la cooperación en una serie de asuntos y la necesidad de progresos concretos para resolver el conflicto,» ha apuntado la Casa Blanca.
Por su parte, Abiy ha apuntado a una «cándida» conversación telefónica con Biden sobre «la situación actual en Etiopía, las relaciones bilaterales y asuntos regionales». «Ambos estamos de acuerdo en que es importante fortalecer nuestra cooperación a través de contactos constructivos fundamentados en el respeto mutuo», ha dicho a través de su cuenta en la red social Twitter.
Así, un alto cargo estadounidense ha alertado de que el conflicto «tiene implicaciones regionales, dado el papel y la influencia de otros estados», incluido el «papel de poca ayuda de Eritrea en el conflicto». Asmara ha dado apoyo a la ofensiva militar contra el TPLF.
Así, ha hecho hincapié en que «existe el riesgo de una distracción de otras prioridades regionales de Estados Unidos, como la lucha contra (el grupo terrorista somalí) Al Shabaab», al tiempo que ha reiterado que «no hay una solución militar a este conflicto».
«Hemos advertido contra las atrocidades. Hemos intentado facilitar una solución pacífica a través del diálogo entre las partes. No elegimos un bando», ha manifestado. Así, ha resaltado que en estos momentos existe «una fase constructiva» que «no se sabe cuánto durará».
«La trayectoria del conflicto ha sido un poco como un péndulo, con cada bando con momentos de clara ventaja», ha señalado, antes de recordar que Abiy «ha empezado a enviar señales más positivas durante los últimos días», incluida una liberación de presos y una disposición al diálogo, algo que también ha hecho el TPLF.
En este sentido, ha apuntado que la llamada entre Biden y Abiy buscaba «reforzar algunos de estos pasos más constructivos e inclinaciones del primer ministro» para «poner la relación entre Estados Unidos y Etiopía en un lugar más constructivo y reiterar dónde es necesario que siga habiendo avances».
Entre estos puntos, ha enumerado «poner fin a los bombardeos, aumentar el acceso humanitario a todas las regiones del país e iniciar conversaciones para un alto el fuego. «Lo consideramos un momento de oportunidad si las partes están dispuestas a aprovecharlo. Eso aún está por ver y esta ventana no estará abierta para siempre», ha remachado.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha expresado su «profunda tristeza» por un bombardeo ejecutado el viernes contra un campamento de desplazados en la región etíope de Tigray (norte) que dejó más de 50 muertos.
«La ONU y sus socios humanitarios están trabajando con las autoridades para movilizar urgentemente asistencia de emergencia en la zona, pese a los continuados desafíos por la gran escasez de combustible, dinero en efectivo y suministros en Tigray», ha dicho el portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric.
El suceso tuvo lugar días después de que otro ataque aéreo alcanzara el campamento de refugiados de Mai Aini, también ubicado en Tigray, incidente que se saldó con la muerte de tres refugiados eritreos, entre ellos dos niños.
Por ello, Guterres ha mostrado su preocupación por el impacto del conflicto en los civiles y ha reiterado su llamamiento a «un cese inmediato de las hostilidades» y a que las partes «se ciñan a sus obligaciones bajo el Derecho Humanitario para facilitar el acceso humanitario y garantizar la protección de los civiles, incluidos actores e instalaciones humanitarias».
El conflicto estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército, situada en Mekelle, tras lo que el primer ministro ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo.
El propio Abiy se trasladó a finales de noviembre al frente de guerra para encabezar las operaciones militares y recientemente regresó a la capital tras los últimos avances del Ejército, mientras que el TPLF ha rechazado hasta la fecha un diálogo con Abiy si no se cumplen sus condiciones y ha abogado abiertamente por la dimisión del primer ministro.
El TPLF acusa a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.