A solo unas semanas de la aparición de la variante ómicron y su rápido avance en el mundo, una subvariante, la BA.2, parece ganar terreno en algunos países de Europa, aunque hasta el momento no se ha comprobado una mayor transmisibilidad o letalidad.
De acuerdo con la comunidad científica, no es atípica la formación de nuevas versiones del virus dependientes de cada modificación, pero la prevalencia en algunos países nórdicos europeos ha sorprendido, a casi dos meses de su descubrimiento, supuestamente en Sudáfrica.
El linaje BA.1 de ómicron es el dominante a nivel global, por el cual se perfila para sustituir a la variante delta. Sin embargo, el impacto de la BA.2 ya es evidente en países como Dinamarca, Reino Unido, Alemania y Suecia.
Los primeros reportes apuntan a que la subvariante de ómicron fue localizada en el Laboratorio Científico de Upsala, en Suecia, y desestimaron que el hallazgo sea sorprendente, pues cuanto mayor sea la propagación de ómicron, las derivaciones serán interminables.
Sin embargo, otros especialistas han dicho que no hay que sacar conclusiones apresuradas. Al respecto, una de las principales características del linaje BA.2 es que evade su detección a través de las pruebas más confiables de la actualidad, las PCR.
En el caso particular de Dinamarca, más de la mitad de los contagios registrados en el país se deben a la derivación del SARS-CoV-2, pero eso no significa un aumento del peligro, las complicaciones o el crecimiento de las infecciones.
Los datos sobre el nuevo linaje son insuficientes, aunque si una modificación del virus se comienza a imponer progresivamente, significa que su carácter puede resultar más contagioso.