MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El ex primer ministro de Líbano, Saad Hariri, ha anunciado este lunes que dejará la vida política y no se presentará a las próximas elecciones parlamentarias en plena crisis política y económica en el país.
«No hay lugar para ninguna oportunidad positiva en Líbano a la luz de la influencia iraní, la confusión internacional, la división nacional, el sectarismo y el colapso del estado», ha dicho el ex primer ministro en una rueda de prensa, según recoge la agencia estatal libanesa de noticias, NNA.
Hariri ha resaltado que no tiene intención de presentarse a las próximas elecciones, previstas para mayo de 2022, y que su decisión es «suspender cualquier rol o responsabilidad directa dentro del poder parlamentario y político», según recoge el diario libanés ‘L’Orient le Jour’.
«Suspendo mi participación en la vida política e invito a mi familia política dentro de la corriente del Futuro (partido político Movimiento del Futuro) a seguir mi camino. No me presentaré a las elecciones y no presentaré ninguna candidatura de la corriente del Futuro o en su nombre», ha aclarado.
Además, Hariri ha explicado que, tras el asesinato del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri, debía evitar cualquier guerra civil en Líbano y «garantizar una vida mejor para los libaneses»: «Tuve éxito en el primer plan, pero no en el segundo».
«No hay duda de que para evitar una guerra civil tuve que hacer compromisos, en particular el acuerdo de Doha, la visita a Damasco, la elección de Michel Aoun a la presidencia, entre otros. Estos compromisos se hicieron a costa mía», ha subrayado.
«Algunos libaneses han llegado a considerarme uno de los principales pilares de la autoridad que ha provocado el desastre del país. Sin embargo, fui el único en corresponder a la revolución del 17 de octubre, ya que presenté la renuncia de mi gobierno e insistí en formar Gobierno», ha dicho.
En octubre de 2019, decenas de miles de libaneses salieron a las calles de las principales ciudades del país para protestar contra la mala situación económica pese a que Hariri, que por aquel entonces se encontraba al frente del Ejecutivo, propuso un paquete de reformas para aliviar la situación.
El anuncio de la retirada de Hariri de la política se produce tras la reunión de este lunes del Gobierno libanés, que ha puesto fin al bloqueo impuesto por el partido-milicia chií Hezbolá y el también chií AMAL.
El presidente del país, Michel Aoun, que ha encabezado la sesión, ha destacado que «lo que ha ocurrido durante los últimos meses no va en línea con la separación de poderes, que es una ley constitucional».
Así, ha hecho hincapié en que la suspensión de las reuniones del Gobierno ha impactado sobre las condiciones de vida de la población y ha lamentado que «ha empeorado la situación general en el país», según ha recogido el portal libanés de noticias Naharnet.
Por su parte, el primer ministro libanés, Nayib Mikati, ha explicado que el objetivo de la reunión de este lunes ha sido discutir «asuntos básicos esenciales para gestionar los asuntos del Estado y dar a la gente y a los empleados sus derechos».
En esta línea, el primer ministro libanés ha adelantado que la próxima reunión del Consejo de Ministros estará dedicada a aprobar decretos ejecutivos y discutir los Presupuestos de 2022, una condición previa para el inicio de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un plan de rescate al país.
Mikati, quien logró formar Gobierno en septiembre de 2021 tras meses de desacuerdos sobre el cargo tras la dimisión de Saad Hariri, había expresado su deseo de que la reunión fuera «fructífera», tal y como ha recogido el diario libanés ‘L’Orient le Jour’.
El primer ministro y el presidente libanés alcanzaron a principios de enero un acuerdo para convocar una sesión extraordinaria del Parlamento y reactivar las reuniones del Gobierno para intentar hacer frente a la grave crisis política, económica y social que afecta al país, que ha hecho saltar las alarmas de la comunidad internacional.
La moneda libanesa se ha desplomado en los últimos meses, provocando un drástico aumento de los precios, en una crisis que llevó al Banco Mundial a afirmar en junio de 2021 que esta última es una de las peores registradas a nivel mundial desde mediados del siglo XIX, con una caída drástica de cerca del 40 por ciento de PIB per cápita desde 2018.