Economía

SAT aplica políticas de miedo para mejorar cobro de impuestos: IP

El alza en la recaudación se logra con acciones que infunden “temor” como la inmovilización de cuentas bancarias y denuncias penales, evidenció el CEESP

El SAT recurre a políticas coercitivas, que infunden miedo, para elevar el cobro de impuestos y rebasar las metas de recaudación, evidenció el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP)

Señaló que en 2021 el Servicio de Administración Tributaria (SAT) logró un incremento anual de 1.1% en materia de ingresos tributarios; donde sobresale el cobro 1.9 billones de pesos por concepto de ISR, equivalentes a un crecimiento de 1.7%, respecto a 2020.

Indicó que tales avances son resultado de dos factores principales: primero, al rebote de la actividad económica, después de los meses más álgidos de la crisis desatada por la pandemia del Covid-19.

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Sostuvo que el segundo detonante son las acciones de fiscalización emprendidas por el SAT que “estimulan el cumplimiento voluntario de las obligaciones fiscales; que en muchos casos han incluido el temor de enfrentar medidas coercitivas desproporcionadas, que la leyes han puesto a disposición de la autoridad”.

A través de su informe semanal, el CEESP refirió que el SAT reportó el cobró 524 mil millones de pesos durante 2021, por actos de fiscalización y de “cobranza sin necesidad de judicialización”; cifra ligeramente mayor a los 496.2 millones de pesos de 2020, pero 41.5% mayor a lo registrado en 2019, ante de la pandemia.

Refirió que las medidas de fiscalización a otros contribuyentes permitieron obtener 182 mil 100 millones de pesos; “mientras que la aplicación de acciones ejemplares –como la “solicitud de inmovilización de cuentas bancarias, reportes de información crediticia o cancelación de certificados de sello digital- permitieron una recaudación de 133.4 millones de pesos, 14.3% más que un año antes.


Cobo de IVA y pérdidas en IEPS

Al referirse al cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el CEESP destacó que este gravamen reportó una recaudación de 1.1 billones de pesos; equivalente a un crecimiento anual de 7.7%.

Destacó que el repunte del IVA es el más pronunciado del sexenio; pero también es consecuencia del efecto rebote del consumo que, aunque continúa lejos de una recuperación sólida, tuvo un incremento importante respecto a 2020.

Apuntó que, en contraste, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) reportó una caída de 18% como consecuencia de la disminución de 29.6% en el IEPS de gasolina y diésel; que –a su vez- fue consecuencia del estímulo fiscal aplicado por el SAT ´para contener el precio de los combustibles.

El CEESP sostuvo que los resultados descritos muestran que, si bien los ingresos tributarios crecieron, esto “respondió más a políticas de sensibilización tributaria” de temor; y al rebote natural de la economía después de la caída generada por la pandemia, que a un mayor crecimiento sostenido.


“El repunte de la economía después de la fuerte caída de 2020 no ha sido suficiente para recuperar lo perdido. Lo más preocupante es que –todo indica- que el país entró en un episodio de estancamiento, alejándolo de la tendencia ligeramente ascendente que mantuvo hasta finales del gobierno pasado”, remató.

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