Una manta colocada en un callejón de Iztacalco pide no disparar para evitar la muerte de los niños que viven y juegan en el andador. El mensaje fue ignorado por los tres sicarios que acribillaron a Leonardo afuera de la vecindad donde vivía.
En el Barrio San Francisco Xicaltongo se sabe que en el primer callejón de la calle San Francisco se reúnen vendedores droga, asaltantes y extorsionadores. Por eso quienes viven en la zona evitan caminar por ese lugar en horas de la noche.
Ahí, las agresiones entre narcomenudistas mantienen atemorizados a los habitantes de la colonia. Por eso acordaron colocar las mantas en las que se lee: “mi hijo juega y vive por aquí… No dispares. Quiero verlo crecer y vivir sin miedo.”
Debajo de una cámara de vigilancia instalada en un poste, los agresores dispararon en 40 ocasiones. Los balazos obligaron a los vecinos a buscar refugio en las vecindades.
Después de escuchar el motor de la motocicleta que se retiraba del lugar, familiares y vecinos de Leonardo salieron a ver qué había ocurrido.
Ahí, frente a la vecindad número 25 en donde él vivía, yacía el hombre. Aunque uno de sus acompañantes también fue alcanzado por las balas, él sobrevivió y fue trasladado al hospital.
Al llegar a la colonia, los policías intentaron tomar declaraciones de los testigos del ataque. Ellos se negaban a hablar y fue en la agencia ministerial en donde los familiares testificaron que reconocieron a uno de los agresores llamado Eder Uriel Trujillo Enríquez, quien vive en la colonia Campamento 2 de Octubre.
Aunque ellos culpan al hombre, los habitantes de la zona dicen que los homicidas podrían ser cualquiera de los integrantes de las bandas de delincuentes que habitan en los barrios de Iztacalco.
Ahí, en los callejones, dicen, quienes no venden droga se dedican a asaltar o extorsionar.
Iztacalco ocupa el sexto sitio entre las alcaldías donde se registran más robos en la CDMX, según el Observatorio Nacional Ciudadano.
En los informes de incidencia delictiva ocupa los primeros lugares en robo de vehículos y homicidios dolosos, pese a que en 2021 se registró una baja respecto a los cometidos en 2020.
