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La crisis climática y la COVID agravan la situación de pobreza en África occidental

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

La crisis climática y el COVID-19 incrementan la pobreza en África Occidental, donde se suceden los golpes de Estado. El año 2021 fue el tercero más cálido en el continente africano, junto con 2019, con un calentamiento más pronunciado que el promedio mundial. Alianza por la Solidaridad trabaja en Senegal y Mauritania paliando los impactos con proyectos de desarrollo y promoviendo el liderazgo de las mujeres en la transición ecológica.

La temperatura anual durante el año pasado fue de 1,33 ºC por encima del promedio de un continente donde las sequías y catástrofes climáticas se suceden. A nivel global, la media de aumento de las temperaturas fue de 0,83ºC por encima de la media del siglo XX..

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Los datos revelan que este incremento de las temperaturas afectó en mayor medida a África Occidental, particularmente a Malí, Mauritania, Burkina Faso, Senegal, Guinea, Benín, Togo y Nigeria. A este calor, y las sequías que conlleva la falta de lluvias, se sumaron en 2021 fenómenos extremos, como el ciclón Eloise en Mozambique, país que aún no se había recuperado del ciclón Idai de 2019.

Pese a este panorama, la ONU -en el ‘Informe de la Brecha de Adaptación 2021′-, reconoce que las medidas de adaptación no son una prioridad para muchos países, en gran medida porque la financiación climática es insuficiente para ello, al depender de promesas hechas por los países ricos que no se cumplen. El compromiso de 2009, en la COP15, de destinar cada año 100.000 millones de dólares a países en desarrollo afectados por el cambio climático se ha quedado en unos 80.000 millones para los 12 años transcurridos desde entonces.

Además, el dinero se está destinando a reducir las emisiones contaminantes en África, cuando el continente contribuye con menos del 5% al total. Así Mozambique y Zimbabue fueron los dos países más afectados y ocuparon los puestos 32 y 108, respectivamente, en financiación.

PROYECTOS DE COOPERACIÓN PARA LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA


En Senegal, país en el que trabaja Alianza por la Solidaridad-ActionAid desde hace una década, se registraron temperaturas récord en 2021 en el tercer año más cálido desde que se tienen registros.

En Kolda región al sur del país, se están desarrollando proyectos relacionados con la transición ecológica y el empoderamiento de las mujeres a través del apoyo a huertas comunitarias y el comercio agroecológico de proximidad. Por ejemplo, en estas huertas el bombeo de agua es ya posible con placas fotovoltaicas, en cuyo mantenimiento también se está formando a los y las jóvenes, lo que les permite un acceso sostenible al agua y la generación de empleo verde.

En Mauritania, se trabaja cerca de la frontera con Senegal, reforzando a varias cooperativas agrícolas para conseguir cultivos más resistentes a las sequías cada vez más severas y prolongadas. Esta es, además, una forma de fomentar la economía social de la región y de conseguir un desarrollo local más sostenible en algunas de las regiones más castigadas por el cambio climático.

Son proyectos financiados gracias al conjunto de diferentes actores de la cooperación española (Generalitat de Valencia, AEXCID, AECID, Gobierno y Cabildo de Gran Canarias y la AACID, entre otros).

Pero la situación es compleja, como señala Javier Larios, coordinador de proyectos en Senegal y Mauritania. «Tras los golpes en Mali y Guinea está el riesgo de un cierre de fronteras que sería terrible para los mercados agrícolas locales. Senegal está en medio y muchas familias viven al día con sus cultivos y vendiendo sus productos. El país también recibía un turismo que con el COVID-19 se ha parado. A la vez, se están haciendo dos grandes puertos, uno en Dakar y otro en la costa de Mauritania, como eje del desarrollo económico en la zona, pero que no van a mejorar la situación que genera el cambio climático y la geo-política internacional», ha expuesto Larios.

Se refiere al gran proyecto del puerto N’Dayane, cerca de la capital, que precisa 18.000 hectáreas de costa y que ha sido ya denunciado por organizaciones ecologistas locales por el impacto ambiental y social que tendrá en la zona; también al puerto N’Diago, a 250 kms al sur de la capital mauritana de Nuakchot, al otro lado de la frontera, cerca del Parque Nacional Langue de Barbarie.


Para Alianza por la Solidaridad-ActionAid, frente a este tipo de macro-proyectos, el reto de la comunidad internacional es facilitar recursos financieros para quienes están viendo destruidos sus medios de vida, facilitando el fondo para «daños y pérdidas’, en lugar promover instalaciones que acaban favoreciendo ese mismo cambio climático mediante exportaciones de combustibles fósiles.

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