Por recortes presupuestales, que entre otros afectaron al Programa de Fomento Agrícola, así como los efectos del cambio climático, Oaxaca perdió en los últimos dos años 200 mil hectáreas de superficie cultivable de maíz, admitió Lino Velázquez Morales, subsecretario de Planeación para el Desarrollo Rural Sustentable de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura (Sedapa) estatal.
Don Isidro Guerra Sebastián, campesino juchiteco que lleva 50 años trabajando el campo, sembraba hasta hace unos años seis hectáreas de maíz, pero ahora sólo cultiva una y media, cuenta el dirigente de la Unión Campesina Oaxaqueña (UCO), Tizoc Morgan, antropólogo social quien también funge como actual regidor de Desarrollo Agropecuario del gobierno de Juchitán de Zaragoza.
El pasado 1 de febrero, el titular de Sedapa , Gabriel Cué Navarro, compareció ante los diputados integrantes de la Comisión Agropecuaria de la 65 Legislatura oaxaqueña y precisó que “los recortes presupuestales… afectaron significativamente al campo” del estado de Oaxaca y obviamente a los campesinos maiceros.
Una de esas afectaciones, detalló el subsecretario Lino Velázquez Morales, fue la desaparición, desde 2020, del Programa de Fomento Agrícola que apoyaba a los productores de maíz y sorgo, con 600 millones de pesos, para que adquirieran tractores, implementos agrícolas, fertilizantes y para asegurar los cultivos ante siniestros por heladas o sequías, producto del cambio climático.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder) y de la Sedapa, Oaxaca presenta un incremento en el déficit de maquinaria agrícola por hectárea. Ya no hay apoyos para la compra de tractores, cuyo precio fluctúa entre los 500 mil y 800 mil pesos, más los implementos para el barbecho, rastra y siembra.
Ese déficit en la mecanización del campo, explica Tizoc Morgan, incide negativamente en la producción del maíz y de otros granos como el sorgo y ajonjolí; por esa razón, dice, el gobierno de Juchitán ha adquirido desde 2019 tres tractores y sus implementos, con el fin de facilitárselos a unos cuatro mil campesinos que quieren preservar el maíz zapalote, especie endémica del Istmo de Tehuantepec.
Por los recortes presupuestales, explican funcionarios del sector agropecuario de Oaxaca, desde 2019, la entidad perdió cerca de 200 millones de pesos para apoyar a unos 20 mil productores con la contratación de los seguros para proteger los cultivos, como el seguro catastrófico y ganadero.
La superficie cultivada de café también ha registrado un preocupante descenso. De 110 mil hectáreas que el estado tenía, se redujeron en los dos últimos años a 80 mil hectáreas. Los recortes presupuestales provocaron la suspensión de los paquetes tecnológicos y tampoco hubo dinero para combatir la plaga de la roya.
El asesor de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (Uciri), fundada hace 40 años con la participación de 17 comunidades productoras de café, el sacerdote Francisco Van der Hoffs Boersman, conocido como Frank Vander, reconoce que de las dos mil hectáreas que sembraban hace algunos años en la zona zapoteca-mixe del Istmo, ahora sólo quedan mil.
Sin apoyos gubernamentales (el actual gobierno federal solo da cinco mil pesos anuales) y con el cambio climático, los campesinos están dejando de sembrar café a 700 metros sobre el nivel del mar y están sembrando cacao sobre 300 metros del nivel del mar. Por ahora, dice, están con el propósito de sembrar 100 hectáreas y producir barras de chocolate.
Pese a la disminución de la superficie sembrada de café, dice el sacerdote Frank, a los cafeticultores de Oaxaca les está yendo bien por ahora, porque subió el precio internacional del aromático, derivado de que los países líderes de la producción cafetalera, como Brasil, Colombia y Vietnam, han perdido sus cosechas, también por el cambio climático.
Así como ha caído la superficie y producción de maíz y café, también el cultivo de sorgo registró un descenso. Pasó de 40 mil a 30 mil hectáreas, de acuerdo con la Sedapa, por la falta de apoyos para la compra de semillas, combate contra las plagas y adquisición de seguros catastróficos ante la eventualidad de desastres naturales.
En total, por recortes presupuestales y el cambio climático, la entidad oaxaqueña ha perdido en los dos últimos años una superficie cultivable de 240 mil hectáreas en detrimento de 25 mil productores de maíz, sorgo y café, sin considerar a los ganaderos y productores de frijol, ajonjolí, tomate, aguacate y maguey mezcalero.