El consumo de carne y lácteos de manera frecuente puede acarrear la aparición de problemas de salud, por lo que la interrupción de la ingesta de ambos tipos de alimentos en los jóvenes eleva hasta 10 años la esperanza de vida, de acuerdo con un nuevo estudio.
Según los resultados del análisis “Estimación del impacto de la elección de alimentos en la esperanza de vida: un estudio de modelado”, publicado en la revista PLOS Medicine, la sustitución de la dieta occidental, basada en la ingesta de alimentos de origen animal, y su reemplazo por las frutas, verduras, legumbres o cereales es benéfica para las personas de corta edad.
En este sentido, al referirse acerca de si la modificación de los hábitos alimenticios contribuye a mejorar la salud de las personas adultas, el estudio encontró que la extensión de los años de vida no es la misma, pero sí ayuda a su bienestar.
De acuerdo con el trabajo que recoge DW, los autores del estudio desarrollaron una calculadora, de nombre “Food4HealthyLife” para analizar el impacto de las decisiones alimenticias sobre el estado de salud general.
El objetivo del diseño del instrumento tiene el propósito de contribuir al trabajo de los políticos, médicos y expertos en la implementación de políticas en materia de salud y cómo se comporta su población en cuanto a su alimentación.
“Hasta ahora las investigaciones han demostrado los beneficios para la salud asociados a grupos de alimentos separados o a patrones dietéticos específicos, pero han dado poca información sobre el impacto en salud de otros cambios en la dieta”, explicó Lars Fadness, autor principal del estudio.