LISBOA (AP) — Un comité laico que investiga los abusos sexuales a menores cometidos en la Iglesia católica portuguesa dijo el jueves que en su primer mes de trabajo recibió denuncias de 214 personas.
Las denuncias fueron efectuadas por personas nacidas entre 1933 y 2006 y relatan el tormento psicológico derivado de guardar el secreto durante décadas, explicó el Comité Independiente para el Estudio de los Abusos a Menores en la Iglesia.
“Este sufrimiento está asociado a sentimientos de vergüenza, miedo, culpa y autoexclusión, reforzando la idea de vidas donde la sensación de ‘estar al margen’ estuvo siempre presente», afirmó el panel en un comunicado.
Las autoridades eclesiásticas portuguesas dijeron hace dos años que se habían investigado apenas dos docenas de denuncias contra sacerdotes lusos desde 2001. Más de la mitad de esos casos se desestimaron porque los investigadores de la institución decidieron que no había evidencias suficientes para seguir adelante.
El comité, formado por seis personas y que incluyendo a psiquiatras, un exjuez del Tribunal Supremo y un trabajador social, promete anonimato a todos aquellos que cuenten su caso. Su labor comenzó oficialmente el 1 de enero.
El grupo de trabajo, que reportará sus hallazgos a la Conferencia Episcopal de Portugal a final de año, dice que su labor es estudiar qué abusos sexuales a menores se han producido, no abrir investigaciones formales.
Muchas de las acusaciones sugieren una fuerte probabilidad de que otros menores puedan haber sido víctimas del mismo agresor, apuntó el comunicado.
Las declaraciones de los testigos se reciben a través de internet, donde las presuntas víctimas deben cubrir un formulario en la web del comité; por teléfono o en entrevistas personales.
Las denuncias proceden de todo el país, añadió, así como de personas que ahora residen en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Luxemburgo y Suiza, lugares con grandes comunidades de emigrados portugueses.
Como la mayoría de las declaraciones se recibieron a través de internet, el comité está intensificando sus esfuerzos para contactar con los residentes en las zonas menos desarrolladas del país que podrían no estar acostumbradas a utilizar la tecnología.
Además, está reclutando la ayuda de asociaciones benéficas y cívicas, y consejos parroquiales, entre otros, para ayudar a difundir su iniciativa.