«Reino Unido ahora puede imponer sanciones a empresas e individuos rusos a través de una amplia gama de sectores económicos y estratégicamente significativos, como las industrias química, de defensa, de tecnologías de la información, y de servicios financieros», explica el comunicado de Exteriores.
Esta nueva batería de sanciones son parte de las medidas del Gobierno británico «para instar al Kremlin a poner fin a su campaña de agresión en Ucrania, pues tal y como ha subrayado la ministra de Exteriores, Liz Truss, «Reino Unido está decidido a apoyar la soberanía y el derecho de autodeterminación» de este país europeo.
«Instamos a Rusia a reducir la tensión y a elegir el camino de la diplomacia. Si Rusia persiste en su agresión hacia Ucrania, Reino Unido y sus socios no dudarán en actuar», ha advertido Truss.
Con esta medida, Londres podrá ahora sancionar no solo a quienes están directamente relacionados con la desestabilización de Ucrania, sino también a aquellas empresas y resto de entidades con vínculos con el Gobierno ruso.
«Estos cambios no designarán ni impondrán sanciones a ninguna persona o empresa de forma automática, pero proporcionarán los poderes necesarios para poder hacerlo en caso de una incursión rusa en Ucrania», explica el Ministerio de Exteriores.