MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El clérigo iraquí Muqtada al Sadr ha pedido a sus seguidores en la gobernación de Mesena, en el este del país, que conserven la calma tras el asesinato de un simpatizante a mediados de esta semana; un incidente que sigue al asesinato de un magistrado en este mismo lugar y que podría terminar de hacer estallar la volátil tensión en la zona, en medio de la parálisis política en la que está envuelto el país.
Mesena es el escenario de conflictos entre las milicias de Al Sadr, las llamadas Compañías de la Paz (Saraya Al Salam) y el grupo armado de La Liga de los Justos (Asaib Ahl al Haq), liderado por Qais Jazali y una de las principales facciones de las poderosas Fuerzas de Movilización Popular (FMP), un grupo proiraní cuyo enfrentamiento con el clérigo se ha intensificado desde la victoria de su bloque saderista en elecciones parlamentarias de octubre.
Para apaciguar la tensión, dos delegaciones en representación de Al Sadr y Jazali se han reunido en Mesena en un encuentro al término del cual han expresado al unísono su «condena y denuncia de todos los asesinatos en la provincia», así como «su apoyo y asistencia de los servicios judiciales y de seguridad para que desempeñen su papel en la aplicación de la ley».
El comunicado, recogido por la agencia oficial de noticias INA, pide a los residentes de la gobernación que «tengan paciencia» e «ignoren a aquellos que quieren provocar tensión entre los hijos de Al Sadr», y aprovecha para pedir a los medios de comunicación que «obtengan noticias de sus fuentes correctas y no de lo que circula en las redes sociales».
Al Sadr había enmarcado el asesinato de su simpatizante como un ataque de carácter político para presionarle en las difíciles negociaciones de Gobierno. El clérigo apuesta por confeccionar un Ejecutivo basado en la mayoría parlamentaria que obtuvo en las elecciones de octubre e ignorar en la medida de lo posible a las formaciones proiraníes, las grandes derrotadas en los comicios, afines al FMP.
A ello hay que añadir la crisis endémica de drogas y enfrentamientos tribales en la gobernación, que desembocó en la muerte a tiros del juez antidroga Ahmed Faisal Jasaf el pasado sábado, lo que provocó la visita inmediata a la zona del primer ministro iraquí, Mostafá al Kazemi, para contener los ánimos en este momento de «complicadas circunstancias políticas».
Hay que recordar que ahora mismo el país está pendiente de una paralizada elección presidencial, paso imprescindible para la elección de un nuevo primer ministro, y ahora mismo suspendida por el boicot de numerosos grupos políticos, entre ellos el triunfante bloque saderista.