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Irak.- El Supremo de Irak confirma la anulación de la candidatura de Hoshiar Zebari a la Presidencia del país

MADRID, 13 (EUROPA PRESS)

El Tribunal Federal de Irak, el equivalente al Tribunal Supremo del país, ha confirmado este domingo la anulación de la candidatura del exministro de Finanzas Hoshiar Zebari a la Presidencia de Irak por el Partido Democrático del Kurdistán (PDK), después de su suspensión temporal la semana pasada, cuando fueron admitidas a trámite una serie de quejas contra el diputado por pasadas acusaciones de corrupción.

Zebari ha respondido que la decisión del tribunal es «injusta y ha venido dada por motivos políticos» en el marco del complejo futuro político que aguarda al país, con las conversaciones de Gobierno ahora paralizadas y después de que varios grupos, entre ellos el bloque del clérigo Mutqada al Sadr, ganador de las elecciones legislativas de octubre, decidieran boicotear la elección presidencial esta semana.

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El ya excandidato se desempeñó como ministro de Finanzas iraquí desde 2014 a 2016 antes de ser destituido de su cargo tras una moción de censura parlamentaria secreta sobre presunta corrupción y malversación de fondos públicos. A pesar de que Zebari negó la acusación presentada contra él en ese momento, 158 diputados de los 249 presentes en la reunión votaron en su contra. Más tarde fue absuelto de los cargos.

Zebari era uno de los dos nominados al cargo de presidente — que solo puede ostentar un kurdo y es clave para la elección posterior del primer ministro –. El otro gran partido kurdo, la Unión Patriótica del Kurdistán, ha nominado al actual presidente, Barham Salí, mientras que el PDK no se ha pronunciado todavía sobre un posible sustituto.

La votación inicial del presidente quedó arruinada con la negativa a participar no solo del bloque saderista, sino también de formaciones suníes y del propio PDK, aliado del clérigo.

Al Sadr se niega categóricamente a permitir que los partidos chiíes respaldados por Irán, grandes derrotados de las elecciones legislativas de octubre, se incorporen al Ejecutivo iraquí, al menos con la influencia de años pasados. El mejor ejemplo de esta tensión es su rechazo a la presencia en el futuro gobierno de cualquier miembro de la coalición chií Estado de Derecho, que lidera el ex primer ministro Nuri al Maliki.


Si Al Sadr logra formar un gobierno mayoritario con sus aliados suníes y kurdos, la primera consecuencia sería que Al Maliki y Fatá — el bloque político chií al que pertenecen las milicias de las Fuerzas de Movilización Popular proiraníes –, podrían pasar a la oposición, en lo que supondría un golpe dramático al ‘statu quo’ en el que ha vivido la política nacional del país en los últimos años, y entre amenazas de violencia si finalmente acaba ocurriendo tal escenario.

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